Los equinoccios entre los mayas

Es evidente que en cada época del año se realizaban determinadas labores agrícolas que dependen de las particularidades climáticas.

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A propósito del  Equinoccio, mención especial merece el arqueólogo Víctor Segovia Pinto por su valiosa aportación a la disciplina que hoy se conoce como Arqueoastronomía.  Hoy es común oír que alguien es  arqueoastrónomo, no así en los años ochenta, cuando era fuerte el escepticismo; sin embargo el único que enfrentó la crítica  ante la comunidad académica fue el arqueólogo Segovia, a quien hoy consideramos un precursor en esta materia.

Entre las aportaciones  en Yucatán está la proyección del sol en el Templo de la Siete Muñecas en Dzibilchaltún, cuya primicia se dio a conocer el viernes 8 de octubre de 1982,  en un periódico local donde se nos atribuye el descubrimiento.

Los equinoccios son dos fechas significativas (20-21 de marzo y 22-23 de septiembre), estas fechas también se conocen como “días de mitad del año”; en estas fechas el Sol se encuentra en las intersecciones de la eclíptica con el ecuador celeste, por lo que la declinación del sol es 0°. Es decir, el equinoccio de marzo es el momento en que el Sol, moviéndose desde su extremo sur que alcanzó en el solsticio de diciembre, hacia su extremo norte que corresponde al solsticio de junio, llega al punto vernal, llamado también primer punto de Aries, mientras que el equinoccio de septiembre ocurre cuando el sol cruza nuevamente la eclíptica, pero esta vez pasando del hemisferio celeste norte al hemisferio sur.      

Los solsticios, los equinoccios y los pasos cenitales son fenómenos solares que debieron haber servido como referencias exactas para registrar el cómputo del tiempo. El primer paso anual del Sol por el zenit es un evento importante en las latitudes mesoamericanas, ya que ocurre entre finales de abril y junio. En nuestra latitud, a principios de mes de mayo, al parecer, adquirió un importante significado, ya que anuncia o coincide con el inicio de la época de lluvias, que condiciona el momento apropiado para la siembra del maíz.

En las ciudades prehispánicas cuya arquitectura tiene una orientación relevante, se manifiesta una traza urbana con orientación astronómica. Esta manifestación está estrechamente vinculada con la base alimenticia lograda mediante un pleno dominio de las actividades agrícolas y nos permite sugerir que ciertas alineaciones de edificios y fechas estuvieran relacionadas con los ciclos agrícolas, como es el caso de la región Puuc.

Es evidente que en cada época del año se realizaban determinadas labores agrícolas que dependen de las particularidades climáticas y de la calidad de los suelos que rige la cantidad y el crecimiento de las plantas.

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