Después de conocer los insuficientes resultados del desempeño de nuestros jóvenes de 15 años en la Evaluación Internacional de los Estudiantes (PISA) del 2012, de nueva cuenta se cuestiona fuertemente el desempeño de los maestros en el aula, un linchamiento social que no tiene para cuando acabar si le sumamos los continuos fracasos en la prueba Enlace de los alumnos de educación básica. Como le queramos ver, los resultados no mienten.

Aunque en la última década se ha hecho un gran esfuerzo para mejorar nuestra imagen ante el mundo, la verdad es que las cifras no abrigan la esperanza de una mejoría sensible.

Erróneamente, cuando se habla del resultado de la Evaluación PISA, todos la interpretan como la medición de lo que los alumnos saben, es decir, se piensa en una cifra reprobatoria menor que cinco. Pocos saben que en realidad son otros datos los que se buscan como las medias y los porcentajes de estudiantes en los niveles de desempeño y, por ello, su interpretación debe ser diferente.

Nos muestra conclusiones sobre la calidad del Sistema Educativo Nacional respecto de la preparación que han tenido los estudiantes tanto a lo largo de su formación escolarizada como también fuera del aula, en las competencias científicas, lectora y matemática. Es por ello que las respuestas varían entre reactivos de opción múltiple y otros de respuesta abierta, donde cada estudiante desarrolla su propia respuesta. 

Como se plantea la prueba, su diseño no da resultados de cada estudiante o de cada escuela, como lo hace Enlace, pero sí del conjunto de estudiantes de un país o región. Los resultados no son el promedio de las puntuaciones de todos los sujetos de la población, sino estimados a partir de lo obtenido por los integrantes de una muestra.

Pero en sociedades muy desiguales, como la nuestra, la interpretación es injusta con las escuelas que atienden a alumnos en extrema pobreza. Interpretar una puntuación alta como reflejo de mejor calidad y una puntuación baja como signo de menor calidad es un gran error.

Los resultados se deben a muchos factores como: el ámbito escolar, el entorno familiar y social de los alumnos, la funcionalidad de la misma escuela, entre otros. Al final los resultados de la prueba PISA nos muestran las experiencias del aprendizaje, dentro y fuera de la escuela, no sólo lo que los maestros les enseñan.