Los floteles de Pemex y astilleros en venta

Los 150 mde que cobraría Galicia por cada flotel son nada en comparación con los miles de dólares que Pemex pagaría en rentas de barcos.

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La Coruña. Hacia finales de febrero, es decir en aproximadamente unas cinco semanas, vencerá una de las cláusulas del contrato firmado entre PMI (Pemex Internacional) con el gobierno de Galicia para que se respeten ciertas condiciones en cuanto al inicio de la fabricación, en astilleros gallegos, de dos barco-hoteles con valor de 150 millones de euros cada uno. Pasado ese tiempo, PMI quedaría obligada a adquirir los barcos.

Pero el camino de esta adquisición no ha sido sencillo, porque los trámites internos de la paraestatal que encabeza Emilio Lozoya no han sido superados. Los dos más importantes son: la puesta en marcha y conclusión de la licitación para la adquisición de estos dos barcos por parte de Pemex Exploración y Producción; y la aprobación del Consejo de Administración. Aparentemente Pemex Exploración no ha terminado su proceso interno para definir estas adquisiciones; mientras que el consejo de administración no ha sesionado al respecto.

El trámite está atorado… mientras el tiempo avanza.

El presidente Enrique Peña Nieto dijo el año pasado que esta adquisición sí se realizaría; sin embargo, han pasado 52 días de su administración y el tema no avanza.

Galicia es una comunidad autonómica de España —equivalente a un estado de la República— experta en fabricación de barcos. Sus astilleros son poderosos, aunque pequeños cuando se les compara con la capacidad de producción que tienen países como Corea.

De acuerdo a ciertas estimaciones, los 150 millones de euros que cobraría Galicia por cada flotel son nada en comparación con los miles de dólares que Pemex habría de pagar en rentas de barcos mientras no tenga los propios.

Una cosa es cierta: a Galicia, como a toda España, le urge emplear a su gente, pues la tasa de desempleo continúa muy alta.

Una alternativa que se barajará para que el gobierno de Peña agilice la decisión de los barcos será que algún empresario mexicano pueda comprar uno de los astilleros gallegos. Están a la venta, a buen precio, como resultado de la crisis. Esto permitiría lograr la transferencia de tecnología de España a México, con lo que nuestro país podría recuperar paulatinamente la industria de manufactura de barcos. 

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