Los héroes

Si eres indígena, gay y pobre, no tienes salvación. Si eres mujer, lesbiana y transgénero, eres una lacra social.

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Cuando una noticia se convierte en bocado de las redes sociales surgen polémicas posturas. Recientemente firmé a favor del matrimonio homosexual en el Estado. Ya sabemos que la idea causa escozor entre ciertos círculos y hay quien afirma que si avalamos el matrimonio entre el mismo género, habrá quien quiera casarse con su mascota. Ante argumentos tan simples no me place replicar, sólo unirme a favor de la libertad de cada ser humano, a su decisión de vivir con la persona que escogió.

Son muchos los crímenes de odio contra la comunidad gay e incontables los casos de discriminación. Si eres indígena, gay y pobre, no tienes salvación. Si eres mujer, lesbiana y transgénero, eres una lacra social. Y es que desafortunadamente la discriminación es como refrigerador “Mabe”: le cabe todo.

Realizaba un trámite en Hacienda; la gente pasa a un cubículo al ser llamada por su nombre. El empleado llama a “Eduardo” y acude al llamado  una mujer. Todos l@ miramos de pies a cabeza, es un hombre vestido de mujer, el empleado se incomoda mientras el transgénero se sienta y cruza las piernas para iniciar su trámite. Parece que el tiempo se detiene, así como todas las miradas se detuvieron en ese pequeño y transformado cuerpo.

Ale Calderón -actriz y bailarina- promueve el proceso de reasignación sexo genérica en actas de nacimiento de transgéneros y transexuales. La única entidad que permite este proceso es el D.F. Ale ha generado un movimiento local que busca una réplica de esta ley promulgada en 2008.

Dicha reasignación permite a los transexuales vivir acorde con la realidad sexogenérica que representan, esto hará que tengan mejores empleos. De otra manera, limitamos sus opciones a estilistas, trasvestis o prostitutos. Sin embargo, es un proceso largo y caro: 50 ó 70 mil pesos, ya que debe estar avalado por un examen médico que certifique mínimo 6 meses de terapia hormonal y otro psicológico que certifique la reasignación sexual como una necesidad.

Muchos homosexuales o transgéneros tienen que vivir en el clóset, hablar de ello públicamente no los hará estrellas mediáticas, sino poner en riesgo su vida. La vida, ese pequeño instante que no necesita héroes sino seres pensantes, empáticos y solidarios con las causas que a veces destruyen a los otros.

Todos hemos sido discriminados, si recordamos ese injusto momento, quizá podamos pensar, no necesariamente firmar, seria y cabalmente que nadie tiene derecho a censurar al otro por la boca en que posa sus besos o por la piel por la que late su corazón, sea del mismo sexo o no.

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