Los huaraches de doña Gladis

Nuestros abuelos le dan valor divino al maíz. Cuando se refieren a este grano maravilloso, le dicen también Xki’ichpan gracia, que quiere decir bonita gracia o gracia divina.

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Uno de los aspectos que nos caracterizan como herederos de la cultura Mesoamericana es el maíz. 

El maíz se domesticó hace más de 10,000 años, por lo tanto es uno de los factores que permitieron el desarrollo de la civilización. 

Es tan importante que desde la época prehispánica se considera como un alimento sagrado. El corazón de este grano germina para dar lugar a una planta que multiplica las semillas. 

Nuestros abuelos cercanos le dan valor divino al maíz. Cuando se refieren  a este grano maravilloso, le dicen también Xki’ichpan gracia, que quiere decir bonita gracia o gracia divina. 

Los peninsulares disfrutamos del maíz  por medio del pozole, las tortillas, los pimitos, los ishuaj, los polcanes, los panuchos y salbutes  y los sabrosos pibes, entre otras delicias de nuestra gastronomía tradicional.

Hace casi 30 años, la ciudad de México vivió la peor catástrofe natural de su historia, la cual propició la migración de los hermanos del altiplano a Yucatán; llegaron a esta tierra con sus tradiciones culinarias que hoy comparten con nosotros. 

Este es el caso de doña Gladis Traconis que tiene un restaurantito denominado Kekazuelas, que se encuentra en  la calle 13  No. 232 con 26 en el fraccionamiento El Prado Chuburná, en donde prepara unos ricos huaraches de carne asada, las mega quesadillas, las sincronizadas, los pambazos  y los ricos sopes, todo hecho con masa de maíz  y preparado en el momento. 

Estos sabrosos antojitos van acompañados con queso tipo Oaxaca como base y pueden ser combinados con champiñones cocinados con la receta exclusiva de la casa, rajas de chile cuaresmeño, papa con chorizo y guisado de nopales. 

Para lograr una mejor combinación de sabores se pueden acompañar con una riquísima salsa de chile rojo o con una salsa de tomate verde con unas hojitas de cilantro para que amarre la cosa. 

Los antojitos que ofrece doña  Gladis Traconis en las Kekazuelas tienen esa experiencia de la mamá que se esmera por lograr el sello doméstico, ese sabor exclusivo de casa con el que logra un excelente sazón.

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