Los inolvidables trazos de Elena

Elena Martínez brilla con luz propia. Hila con paciencia y amor. Propone pautas solidarias enmarcadas en sus creaciones.

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Constancia de trazos. Ideas que se conjuntan en arrugas, ceños fruncidos, manos platicadoras que danzan y manifiestan su vital hacer, rebosando experiencia. Hilos de diferentes colores navegan a través de telas de lino enmarcadas en formas diversas. 

Rostros ancianos y poses evocadoras de un presente que se continúa en lo cotidiano se hacen realidad bajo las manos platicadoras, cuenta cuentos, de Elena Martínez Bolio.

La propuesta “Se me olvidó que te olvidé” se inauguró este miércoles pasado en el restaurante Amaro, en la calle 59, donde de nuevo la generosidad de Olguita Moguel, promotora del arte y cómplice de conciencias, puso a disposición los pasillos de la terraza del Amaro para la presentación la obra. 

La museografía, llena de buenas intenciones, se vio rebasada por la espléndida calidad de los trabajos presentados. Elena interpreta en su labor única actividades de la tercera edad. Bailes, convivios familiares, encuentros y otros retratos se dan cita en esta muestra.

La artista en plenitud ha ejercido madurez y compromiso con diferentes causas sociales. Recuerdo entre otras  la trascendente perspectiva de la prostitución que mostró en el Macay. 

Los que conocemos la obra textil y poética de esta mujer actual, especialmente en el diseño de prendas de vestir, hipiles, sábanas y rebozos, caminos de mesa, etc., sabemos que no tiene parangón con ninguna  otra que se elabore en Yucatán. Existe en sus espacios la creatividad propia del estado y sus costumbres, pero con ofrecimientos inigualables. 

“Se me olvidó que te olvidé”  ofrece la reflexión de hacernos uno y compartir con los más grandes su experiencia de vida. No sólo es una llamada de conciencia. Es dar su lugar a nuestros viejitos integrando su continuidad a la nuestra, haciendo de paso un surco mutuo que nos permita recorrer juntos el mismo sendero con dignidad y respeto. Sin falta todos acudiremos a la cita, tarde o temprano.

Elena Martínez brilla con luz propia. Hila con paciencia y amor. Propone pautas solidarias enmarcadas en sus creaciones y ante su sabiduría de mujer yucateca, nos rendimos ante la amplitud que transmite su oficio. 

Entre los presentes fue común escuchar la agradable sorpresa que provoca Elena en cada exposición y brindamos porque el asombro, ante su obra, no tiene fin. Vaya biem.

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