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Luego se les olvida que los barcos tienen timones. Florestán

La pregunta que más se escucha en estos días es por qué el gobierno no hace nada para impedir que los militantes de la CNTE bloqueen calles, ocupen el Zócalo y tengan sitiadas las sedes del Congreso, el Senado, en Paseo de la Reforma, y la Cámara de Diputados, en San Lázaro, lo que llevó a los legisladores a sesionar en un centro de convenciones por el rumbo del Hipódromo de las Américas.

Esta ha sido una semana marcada por la fuerza de la CNTE y la aparente debilidad del Estado mexicano en todos sus niveles, siempre en aras de evitar lo que llaman la confrontación y la violencia, lo que me parece bien.
En lo que no estoy de acuerdo es en que la opción para resolver esta ocupación magisterial sea esa: sangre o anarquía.

Desde los tiempos de 1968, Díaz Ordaz, Tlatelolco, Plaza de la Tres Culturas, 2 de octubre, el escuadrón Olimpia, la masacre estudiantil, quedó el síndrome reforzado con la matanza del Jueves de Corpus, 1971, 10 de junio, Rivera de San Cosme, los halcones, los muertos. Un trauma oficial, porque nadie quiere ser Díaz Ordaz, nadie quiere ser Echeverría, nadie quiere una matanza ni la mancha histórica ni la carga moral.

Ese es el justificante político, pero es tiempo de superarlo.

Y no digo, ni por un instante me pasa por la cabeza, que el uso de la fuerza sea la salida, que nunca solución, sino la construcción de una estrategia que impida llegar a los extremos de esta semana, a lo que están obligados todos los niveles verticales y horizontales del Estado, todos los que son gobierno, todos los que son poderes.
En un conflicto de esta magnitud, y el riesgo de su escalamiento, ninguna autoridad se puede sentir o decir ajena.
Los acuerdos se tienen que tomar antes de que los problemas sean irresolubles, para lo que hay que contar con visión y operación conjunta de Estado.

retales
1. Desdén.
No me explico por qué los diputados del PRD no fueron convocados a la instalación de la sesión de Congreso General, el miércoles en el Senado. Por eso en la sede alterna Silvano Aureoles y su bancada tomaron la tribuna para hacer el reclamo, reclamo que, por cierto, nadie respondió;

2. Costos. Una vertiente que poco se ve ante la magnitud del conflicto es la de los gastos. ¿Quién está llevando la relación de lo que cuestan los salones del Centro de Convenciones Banamex, los traslados, los equipos, los transportes, los cientos de desayunos, comidas y cenas que hay que pagar del erario por estas sedes alternas?; y

3. Nada. Como le adelanté, los diputados no elegirán al consejero nueve del IFE, vacante desde febrero a la renuncia de Sergio García Ramírez. Lo quieren ver en el periodo ordinario, en el que a partir del 30 de octubre la alineación del consejo general se reducirá a solo cuatro. 

Nos vemos el martes, pero en privado

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