Tanto leí sobre la polémica del Carnaval que prefería no escribir al respecto. Sin embargo, la soberbia de algunos “actores de teatro regional” al afirmar: “¡Lo hicimos, somos chi...!”, me hace tomar el tema. Las redes sociales se inundaron en protestas, mofas y batallas. Los medios hicieron su agosto publicitando al por mayor los trapitos sucios de la fiesta de la carne.

A un grupo de cómicos se le ocurrió hacer su propio Carnaval y convocar  “al pueblo” para auto coronarse. ¿Cuánto mal gusto cabe en alguien que les pide a sus amigos que le pongan una corona de reina y salga a sacudir sus calzoncillos escondidos bajo la falda? Se autonombran actores de teatro regional. Entonces, ¿por qué nunca han salido a manifestarse a favor del teatro?¿Por qué algunos medios no dan esa cobertura a la cultura?

¿Por qué no sacan los trapitos sucios de tal o cual festival y su desequilibrada programación que  apoya a los mismos año tras año?  ¿Por qué no critican con dureza la aparición de tantas vestidas, payasos y mamarrachos que sólo denigran nuestro teatro? ¿Cuándo harán una crítica de altura a las “obras” de teatro regional o a penosos intentos de teatro musical que hacen estos tipos? 

Exhortaban a la gente a no ir a X’tmakuil. ¿Cuándo dirán que no vayan al teatro a ver sketcheros que sólo denigran a las mestizas o ridiculizan a los homosexuales? Los cómicos que convocaron saben que sus payasadas cantineras de siempre -hechas ahora en Paseo de Montejo- les dejarán buenos dividendos políticos. ¿O no sabemos que muchos tienen apoyos financieros porque trabajan en campañas políticas? Gastan sus alpargatitas y pelucas haciendo ledz las botas de los candidatos y cobran cabalmente cada lambisconeada una vez que éste llega a la silla.

Es desagradable ver que Yucatán, considerado uno de los estados más pacíficos del país, proteste por una fiesta para beber o wixar en Paseo de Montejo. Dicen que pelean por conservar una tradición. ¿El teatro regional no lo es?

Muchos cómicos de esos aspiran a ser reyes del Carnaval, es más: lo son. Pero no son artistas, no son actores. Si lo fueran pondrían la protesta a favor del teatro no a favor de su “popularidad”. Apuesto que esos cómicos tendrán apoyos políticos para seguir haciendo sus payasadas que les permitirán ganar notoriedad. Seguro gano la apuesta, lo lamentable es que con sus manifestaciones baratas Yucatán y el teatro pierden.