Los pendientes en la capital

Plagada de proyectos fallidos o en franca decadencia, a la capital del estado le urge un plan de rescate para sacarla del bache en que se encuentra sumida y que le permita convertirse en una ciudad competitiva y con atractivo propio, explotando las riquezas naturales y culturales que la caracterizan.

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Plagada de proyectos fallidos o en franca decadencia, a la capital del estado le urge un plan de rescate para sacarla del bache en que se encuentra sumida y que le permita convertirse en una ciudad competitiva y con atractivo propio, explotando las riquezas naturales y culturales que la caracterizan.
 
Y es que los habitantes de Chetumal hemos sido testigos de los estragos que la corrupción y la desidia de los malos servidores públicos han causado a la urbe más longeva de la entidad, que de no ser por los miles de burócratas que emplea, sobre todo el gobierno del estado, estaría hundida en la miseria absoluta.
 
Y es que en más de una ocasión se han presentado proyectos con presupuestos millonarios que termina pagando la población, como la panacea para convertir a nuestra abandonada capital en un atractivo más de los tantos que tenemos en Quintana Roo.
 
Así nació, con esa rimbombancia, “Biouniverzoo”, cacareado hasta lo insoportable por el ex alcalde capitalino Andrés Ruiz Morcillo, quien tuvo el descaro de promocionarlo como “el parque ecológico más hermoso del mundo”. 
 
Nada más lejos de la verdad a estas alturas del partido. El proyecto contempló desde el principio la inclusión del Centro de Educación Climática y el Planetario Yook´ol Kaab, en una edificación que costó cientos de millones de pesos y que sería el detonador del tan ansiado “boom” turístico para la capital.
 
Como de costumbre, todo quedó en puras promesas y en una fuerte suma de recursos públicos echados a la basura. 
 
“Biouniverzoo”, ahora convertido en “Payo Obispo Zoo”, está prácticamente en la ruina y, contrario a lo que rezaba su espurio eslogan, se encuentra entre los parques más feos y deprimentes del mundo.
 
El Centro de Educación climática es por sí mismo una oda al fracaso, y el único que se mantiene a flote es el planetario.
 
Y reiteramos que ya es una costumbre, porque de la misma manera se vendió a la población la construcción del Museo de la Cultura Maya, considerado en su momento el más innovador en su tipo en toda Latinoamérica y que ciertamente atrajo visitantes los primeros años, antes de caer en el olvido. 
 
El Museo hoy se encuentra totalmente obsoleto y luce desolado. El mismo cuento se repitió con el “Corredor Escultórico” y el bodrio mayor de Chetumal: la mega escultura de la autoría de Sebastián, sembrada en el bulevar. 
 
Es urgente que alguien que sí pueda con el paquete ponga orden en la capital rescatando y  fortaleciendo tales proyectos, devolviéndoles la idea original y reviviéndolos para que sean productivos para esta ciudad que tanto impulso necesita.
 
Y es que hay que tener algo de vergüenza, ya que no se trata de licitar obras millonarias para obtener el “diezmo” de rigor, para luego dejarlas podrirse.

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