Los radicales de la CNTE

La pregunta es si la administración de Enrique Peña Nieto dejará que los gobernadores lidien solos con estos grupos de activistas.

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Ante el desgaste y desarticulación de sus movilizaciones en el DF, la CNTE busca nuevas rutas. Su dirigencia apostará por radicalizar sus acciones contra la reforma educativa en distintos estados como Campeche, Quintana Roo y Veracruz.

El ala más radical de la CNTE no reconoce los acuerdos con los gobiernos federal y estatales, por lo que se ha fraccionado como, por ejemplo, en Quintana Roo, donde nació el Nuevo Comité de Lucha Magisterial, que llama a no reanudar clases y multiplicar las protestas, como fue cerrar por dos horas el acceso a la zona hotelera de Cancún.

Las autoridades federales y locales detectaron que este grupo se vinculó con otros sectores radicales y el Frente Magisterial de la Huasteca (con presencia en Veracruz), la CETEG y el Ejército Popular Revolucionario.

Según los reportes oficiales, el Nuevo Comité de Lucha Magisterial cuenta entre sus líderes a Ana María López Braga, su negociadora; Felipe Briceño, ligado a los operadores del EPR en la sección 22 de Oaxaca, específicamente Erangelio Mendoza, y comanda a un grupo denominado Bases Magisteriales, integrado por Aarón Cetz Canul, Alfredo Esquivel y Cab, Zacarías Castro y Arturo Cima, con quienes organizó en julio pasado una huelga de hambre en Chetumal.

Una de las promotoras del nacimiento de este grupo es Emilia Adame, quien fuera representante del PT en el Instituto Electoral de QR y ahora forma parte de la lopezobradorista Morena, además se vinculó en la Facultad de Filosofía y Letras con las células del EPR y las FARC que operan en la UNAM, además de mantener una estrecha relación con Martí y Lenia Batres.

A ellos se suman César Marcelino Manrique y Cipriano González, ambos del Sindicato Independiente de Trabajadores de la Educación de Quintana Roo.

Este es el caso de Quintana Roo y lo que se espera es que principalmente en los estados del sur estos grupos radicalizados incrementen sus protestas y acciones para construir una interlocución propia con los gobiernos estatales al margen de la CNTE.

La pregunta es si la administración de Enrique Peña Nieto dejará que los gobernadores lidien solos con estos grupos de activistas o si construirán una estrategia integral para desactivarlos, como hizo en la Ciudad de México.

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