Los secuestros y la falta de combate

Una nueva alerta se ha activado en las dependencias encargadas de la seguridad y la justicia en Quintana Roo...

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Una nueva alerta se ha activado en las dependencias encargadas de la seguridad y la justicia en Quintana Roo: el auge del secuestro exprés y del secuestro virtual. 

Esta realidad se estaría presentando ya en la zona turística de Cancún cuyos “blancos” son visitantes nacionales y extranjeros, lo cual debe preocupar a las autoridades de los tres niveles. 

Según estadísticas del Sistema de Seguridad Pública, en Quintana Roo se reportaron 12 denuncias de secuestro el año pasado y en 2012 hubo 16. Se trata, claro está, del secuestro tradicional, porque del exprés y del virtual no hay registro fehaciente en las oficinas gubernamentales.

Todo ello desorienta a quienes deben garantizar la seguridad de la población. Los motivos son múltiples: hay muy pocas denuncias, porque si son turistas estos prefieren no dejar constancia de los hechos. Optan por huir cuanto antes. Por lo anterior, no hay registro fiel, ya que las representaciones consulares no siempre reportan los hechos por burocracia o la “sana convivencia”. Además, no existe una estrategia clara para encarar este problema sin duda creciente.

Lo más concreto en el caso del sector turístico ha sido la alerta emitida para los hoteleros en torno a este problemón, a quienes ya se les dio cursos para ejecutar medidas al instante en beneficio de su personal y sus huéspedes. Son ellos quienes deben manejar con sutileza la diferencia entre “informar” y “aterrar” a los visitantes, para no afectar la imagen del destino, que sería caótico.

Aun así está claro que la afectación es pareja. No es exclusivo de un estrato social, ni de zonas específicas, ni de temporadas. No agravia solamente a empresarios o funcionarios, pues ello puede comprobarse en las notas periodísticas referentes a las más recientes víctimas: aeromoza, taxistas, comerciantes, albañiles.

Es, en todo caso, un problema nacional. Los secuestros van en alza en el país y la sociedad ya no confía en las autoridades. 

La prensa nacional publicó hace días una encuesta al respecto. Según el reporte, 98 por ciento de los mexicanos con línea telefónica en su domicilio particular considera que el problema es grave (37 %) o muy grave (61 %). El 70 por ciento percibe que ha aumentado el último año y el 66 % prevé que empeorará o seguirá igual. En el 2013 se registró un récord de mil 695 casos denunciados en todo México, es decir, cinco plagios cada día. 

Ello explica que recientemente el gobierno federal anunciara la Estrategia Nacional Antisecuestro, la cual consta de tres vertientes: la certificación de policías locales especializadas en ese delito; la homologación de los criterios jurídicos, y la implementación de módulos especiales para secuestradores en penales de alta seguridad. 

Habrá que estar pendiente de los resultados en el país y, sobre todo, de lo que ocurra en Quintana Roo, el líder turístico de la nación. Están en juego muchos aspectos. Por el momento se sabe que en noviembre pasado 30 elementos fueron certificados y conformarían el Grupo Operativo de Combate al Secuestro de la Procuraduría de Justicia del Estado para actuar en casos como los antes descritos. 

En definitiva, el escenario resulta pavoroso. Es un delito que permea en todas las capas de la población; hay una alta impunidad porque no hay denuncias, y las víctimas desconfían de las autoridades. Ya no basta con culpar a la gente de que no denuncie. Las autoridades deben saber conquistar la confianza y actuar en serio.

Desorbitado

En Benito Juárez (Cancún) no hay acciones preventivas contra el secuestro en cualquiera de sus modalidades, por falta de ideas, presupuesto o equipo necesario. Hay un plan concreto, en marcha, contra las extorsiones, que en 2013 sumaron 77 las denuncias. Las tres zonas donde se registraron fueron localizadas en la Región 64, en Bonfil y en la Zona Hotelera. Si la extorsión es el preámbulo para el secuestro, ¿qué esperan las autoridades para prevenirlo y atacarlo?

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