Madres, fuente de salud

Qué mujeres, fortaleza, sabiduría y humildad caracterizaban a las madres de antaño.

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Este mes trae recuerdos y anécdotas. Entre muchos están: llevar flores a la Virgen en la iglesia de San Juan, el festejo de maestros y el festival del Día de las Madres: ¡Qué días aquellos! Estando sentado la otra noche en la sala de casa, me topé con una veladora encendida y fotos que evocaron recuerdos ancestrales. Vinieron a la mente aquellas películas del cine nacional de los años 50 a 90 que mostraban al sexo femenino como un objeto o moneda de cambio dentro de la vida familiar o laboral de aquel México lleno de chocolate “abuelita”, tequila, pistolas y machismo. 

Embebido en pensamientos,  se me nublaron los ojos al sentirme atrapado en más de alguno de mis pasajes de mozalbete, rodeado de seres queridos que al día de hoy se me adelantaron en el inevitable ciclo de la vida que finaliza con la muerte. Nostálgicamente  recuerdo aquellas noches escuchando la radio de “bulbos” de la cocina, que intentaba adormecernos a través del programa del “Chocolate Pérez”. 

Mientras mi madre, después de haber terminado la infinita e interminable lista de actividades de la casa, se sentaba enfrente del televisor en blanco y negro de la sala, esperando llegara la hora del “Noticiero Yucateco”, donde el conductor del mismo era nada más ni nada menos que mi padre.

Qué mujeres, fortaleza, sabiduría y humildad caracterizaban a las madres de antaño. El amor era su refugio y motor, su paciencia e inteligencia los pilares de esa casi extinta institución familiar tradicional. Sería inconcebible imaginar a “Al capone” , a “los Tres García” o a los “Locos Adams” sin una madre a quien obedecer sin titubeos. Cómo olvidar que ante la menor contingencia lo primero que clamamos y anhelamos es la caricia y calor de nuestra madre.

Si bien los tiempos cambian y ninguna época es mejor que otra sino diferente, no podía dejar pasar a través de este relato la necesidad de expresar mi más grande admiración por mi madre y todas las mujeres que de alguna manera se han convertido en el pilar de las familias de este Yucatán del siglo XXI.

Más de uno se preguntará:  ¿y qué tiene que ver el Día de la Madre con esta columna de Debate y Salud?  Mi respuesta ipso facto sería “mucho”. Para poder tener salud física (desde la infancia), social, familiar y laboral, entre muchos otros beneficios, necesitamos de la sensibilidad, actitud de servicio, paciencia y toque mágico que sólo las mujeres y por ende nuestras madres poseen. 

Felicidades a mi madre y a todas las madres de este mundo por soportar la insensatez, soberbia e inmadurez de muchos varones misóginos, ciegos y faltos de humildad.

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