Maduro, "haiga" sido como "haiga" sido
En el momento en que el ornitólogo asumió el poder supe que había aprendido más de la folclórica democracia mexicana de lo que suponíamos.
Un fenómeno interesante: los mismos que aquí abominaron el voto por voto, casilla por casilla, de pronto al ver los resultados de las elecciones venezolanas, como si algo de la revolución bolivariana les fuera a tocar como herencia, lo exigían con un entusiasmo que no habrían tenido López Obrador ni en sus sueños más guajiros.
Y, por supuesto, quienes aquí también defendieron a capa y espada el recuento de los votos para limpiar aquellas elecciones que la chachalaca mayor había enturbiado, ahora veían este ejercicio democrático a la manera de una de las formas más acabadas del intervencionismo yanqui.
En un principio creía que Maduro no había entendido nada de política mexicana por andar hablando con pajaritos chiquiticos. Sobre todo cuando afirmó, temerario, que en las elecciones de 2006 en México todo había sido terso y civilizado a pesar de la mínima diferencia, como si las mentadas entre pejezombies y caldemonsters no hubieran llegado hasta la Patagonia rebelde.
Pero en el momento en que el ornitólogo asumió el poder al ritmo muy jelipista del “haiga sido como haiga sido”, luego de que unas horas antes se había comprometido con el voto por voto, con todo el ánimo chavista, supe que había aprendido más de la folclórica democracia mexicana de lo que suponíamos.
Tal como se dieron las cosas, cualquiera diría que el comandante Chávez, además de saber de rancheras y de rancheros como Vicente Fernández, aprendió de la experiencia mexicana para generar el espectáculo electoral que tanto nos divirtió en este fin de semana, como si hubiera tomado un curso propedéutico con la Nueva Banda TimbirIFE. Nomás faltó el milagro de la reproducción de las tarjetas Monex y Soriana.
Ahora podríamos decir que en vez de hablar con un pajarito, más bien habló con una mitológica chachalaca.
Y cualquiera diría que el señor Capriles también se dio su vuelta por esta su humilde casa, porque su discurso desbordado desde la derecha, amparada por el capitalismo salvaje y la arquetípica burguesía de Venezuela, que no es hermanita de la caridad, parece extraído de la izquierda lopezobradorista sin pagar los derechos de autor de por medio.
De hecho, en Morena, ahora que están recabando recursos, deberían demandar a Capriles por uso indebido de su copyrightideológico.
Todo al revés. La derecha venezolana exigiendo lo imposible y la izquierda esgrimiendo el haigasido como haiga sido.
Ahora la discusión bizantina ha terminado con el atentado en Boston. La diferencia será si Obama resistirá la tentación de responder como Bush.
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