Mario Villanueva se asoma

Mario Villanueva Madrid es el quintanarroense que más sentimientos de afecto despierta...

|
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

Mario Villanueva Madrid es el quintanarroense que más sentimientos de afecto despierta, por haber sido el último líder chetumaleño que llegó a las alturas como fenómeno político –descartado queda su sucesor Joaquín Hendricks – y por el infierno desatado en su contra para intentar degradarlo como ser humano, lo que no se han atrevido a hacer con ciertos narcotraficantes con fama pública ganada a pulso, y con descomunal capacidad de reacción.

Por ello la sentencia de la Corte de Manhattan generó enorme interés, ya que ocurre luego de plazos incumplidos que intensificaron el interés generalizado, más allá de los círculos políticos.

Su abogado calcula que el ex gobernador pasaría tres años en prisión, un plazo tolerable para el ingeniero, quien ha soportado una presión brutal que se planteó en el horizonte poco antes de que abandonara la gubernatura prematuramente, ya que después de rendir su último informe planeó su escapatoria para eludir el marcaje personal de efectivos carniceros de la PGR.

Mario Villanueva quedará en libertad en circunstancias políticas muy opuestas a las que contempló a fines de marzo de 1999, cuando los políticos chetumaleños conservaban la batuta, aunque su sucesor Joaquín Hendricks desechó a los principales villanuevistas y políticos tradicionales, entregando la candidatura gubernamental al cozumeleño Félix González Canto, quien la cedió a otro isleño: Roberto Borge Angulo.

Y a estas alturas el político chetumaleño no se desenvuelve en las alturas, siendo Eduardo Espinosa Abuxapqui el solitario pretendiente, cuyas posibilidades dependerán de la  contundencia de su triunfo este siete de julio, en función de la oleada ciudadana en las urnas. 

Su hijo Carlos Mario Villanueva Tenorio quedó exhibido en su justa dimensión como alcalde capitalino, manchando con sus tropiezos la fortaleza de un apellido tan identificado y venerado, sin que falten las señales aisladas de odio y resentimiento.

Carlos Mario Villanueva no pudo ser el heredero político, para fortuna de muchos que no dejan de festejar su caída interminable.

Pero de nuevo el PRI se instaló en Los Pinos, y el presidente Enrique Peña Nieto tiene un supremo gurú que provoca temblores: el ex presidente Carlos Salinas de Gortari, que también enfrentó una campaña de desprestigio de su ingrato sucesor Ernesto Zedillo, quien envió a presidio a su hermano Raúl Salinas.

Mario Villanueva olfatea la libertad, aunque su grupo político ha sido desplazado de posiciones de poder y lo que menos desea el ingeniero a estas alturas es incomodar a los nuevos mandos del PRI, quienes encabezan una clase política tremendamente eficaz.

Bien por Mario Villanueva Madrid y su sorprendente capacidad de resistencia.

Lo más leído

skeleton





skeleton