Más allá de la foto

Sólo te pido que, antes de que sea tarde, valores lo que en tus manos tienes y muchas veces dejas escapar. Los años pasan y si no siembras ahora, no esperes cosechar más que soledad.

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Conservando la tradición familiar de los 24 de diciembre, la gran mayoría aprovecha “tomarse la foto”. Al centro van los abuelos y/o padres, en segundo plano los hijos y los nietos. Pero, ¿qué pasa un día después de aquella postal  llena de sentimientos y sensación de familia unida, calor y  amor?

Corría la tarde de aquel 31 de diciembre del 2000, marcaban las 16 horas, en el servicio de urgencias de adultos revisaba a don Jorge, hombre  desmejorado y quien, con más de 80 años de edad y larga historia de tabaquismo, continuamente tenía accesos de tos acompañados de expectoración. A este problema en medicina lo  denominamos EPOC (enfermedad pulmonar obstructiva crónica), favorecida por las más de 4,000 sustancias  tóxicas que contiene un cigarrillo. 

Después de revisar las radiografías, llamé a los familiares para informarles sobre el diagnóstico y plan de tratamiento;  a dos de sus hijos les expliqué con lenguaje coloquial que el estado de salud de su papá era estable, sin complicaciones y que la humedad le cobraba la factura a esos pulmones maltrechos con muchas “flemas”, y que habría que prodigarle calor, cuidado, medicamentos y evitar que saliera en los próximos días ante el inminente frente frío invernal.

Mi sorpresa fue mayúscula cuando fui testigo de la molestia e incomodidad que mi comentario les causó y con tono alto me preguntaron: ¿Y quién lo va a cuidar hoy en la noche? No tenemos a nadie que se haga cargo de él, y seguidamente profirió:

¡Si le pasa algo va a ser su responsabilidad! Miré de reojo a don Jorge, quien inclinó la cabeza sin articular palabra y dejó escurrir una lágrima por su mejilla derecha. 

De frente a este desafortunado y lamentable suceso, decidí con prudencia  dejarlo en observación por un día. La tarde del 1 de enero y aún con aliento alcohólico, uno de los familiares accedió a llevárselo sin reclamos, porque lo veía mucho mejor.

Iniciamos  2015 dejando para la reflexión mi anécdota. Sólo te pido que, antes de que sea tarde, valores lo que en tus manos tienes y muchas veces dejas escapar. Los años pasan y si no siembras ahora, no esperes cosechar más que soledad. 

Finalmente te exhorto a que formes parte de la generación del cambio,  independientemente de tu edad , reinvéntate, deja el statu quo. ¡Sí! ya sé que muchos se quedan pasivos ante la pusilanimidad, incompetencia y negligencia de quienes manipulan “la caja” y evitan a través de un laberinto de obstáculos que salgas victorioso. Saben que puedes y porque puedes temen. Tu familia, amigos, compañeros de trabajo y la sociedad te lo exigen.

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