Al maya agradecido le va bien

En la actualidad la gente no cree en las tradiciones campesinas y de la vida que nos heredaron los abuelos.

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Uno de los cuentistas de experiencias es el Sr. Santos Maas, de la escuela Ma’alob Cuxtal, subsede de U Yiz Ka’an de Maní. Comenta que en la actualidad la gente no cree en las tradiciones campesinas y de la vida que nos heredaron los abuelos. 

Esta historia de don Santos sucedió en una familia de cinco hermanos. El tercero de ellos siempre escuchó las recomendaciones de abuelo y aprendió a hacer las ceremonias para honrar a la tierra y al monte y tuvo la costumbre de hacer el ritual del sacab, y la primicia para alimentar al cuidador del monte, el cuidador de los animales y de la milpa, a los aluxes, a quienes les tenía mucha fe y con quienes mantenía un diálogo para que ellos cuidaran su plantación y tuviera buena cosecha. 

La práctica de esta tradición propiciaba la prosperidad del tercer hermano, eso le molestaba a los otros cuatro y por esa prosperidad generó muchos problemas y muchas diferencias con los demás.

Los otros hermanos no creían en estas tradiciones, nunca continuaron con las ceremonias. Para ellos era más fácil robar para tener el sustento.

El hermano que hacía la ceremonia del sacab tenía buenas cosechas de maíz, le daba para mantenerse todo el año e incluso le sobraba para vender. 

Esto le molestaba a los otros hermanos, que se robaban los primeros frutos de la milpa del tercer hermano.

Se decía que cuando estos hermanos entraban a la milpa a robar, los aluxes les tiraban piedras, les tiraban puñados de tierra, propiciaban un aire frío  para que les diera miedo, pero como no entendían, no creían en la tradición, no trabajaban  y satisfacían  el hambre robando, estos hermanos flojos e incrédulos se fueron enfermando y luego murieron como consecuencia del robo, la flojera y la incredulidad. 

El mensaje que nos expresa don Santos Maas es que como individuos hay que conservar las tradiciones, obrar bien, alimentar a los que nos dan de comer, ser conscientes del uso y respeto a la madre tierra  que propician nuestro bienestar. Las ceremonias de sacab y la primicia, entre otros rituales que aún se siguen practicando, contribuyen a este bienestar.

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