Hoy siendo jueves quiero recordar con todo mi cariño, mi respeto y admiración a un primerísimo actor y gran ser humano: me refiero al mimo de Yucatán, don Héctor Herrera, mejor conocido como Cholo Dzipiris Arrigunaga, y en estos días y Zapata Bello a tus órdenes. 

Hace unos días, el 12 de este mes, hubiera cumplido 80 años don Héctor, hoy se le extraña más que nunca, como persona, como tío y como actor, porque era único e irrepetible, siempre tenía el punto fino que salía de su pluma para abordar los temas más relevantes, sobre todo los políticos. 

Quién no recuerda títulos como “Amando a Miguel”, “Viene Pelón el Sexenio”, “La Crisis del CHOLO Pérsico”, “Ten tu Aumento Maistro”, y muchos otros temas en donde dio vida a personajes de la polaca, como sólo él lo podía hacer: el Cheché Ceballos, Cuauhtémoc Cárdenas y don Fidel Velázquez. 

Un actor muy completo que dio gran parte de su vida para continuar el legado del teatro regional, siendo un revolucionador del mismo.

Esto fue motivo para que el Ayuntamiento de Mérida otorgue una medalla con su nombre a ciudadanos que enaltezcan este género del teatro, propio de Yucatán. 

Pero este año el Ayuntamiento ha devaluado la medalla, por la forma tan obscura de asignar al ganador, y digo asignar, porque eso fue por decisión personal y no por logros de quien la recibió. 

Y lo digo con sustento, porque dos de los postulados tienen más trayectoria y logros que la recipiendaria de este año. Lo que no entiendo es cómo la gente del Ayuntamiento que grita y presume a los cuatro vientos la democracia y transparencia con la que trabajan queda en entredicho en torno al tema de la medalla. ¿Favoritismo?, ¿revanchismo?, ¿antipriismo? Lo extraño es que hasta Guty Espadas y los demás priistas votaron a favor. CONGRUENCIA.