Memorias de carretera

Nunca olvidaré la pesadilla de un viaje desde la Ciudad de México hasta Tabasco, donde sólo llevamos un “cassete” de 1 hora.

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Cuando se trata de un viaje de varias personas en automóvil, es común una pequeña discusión sobre la música que se escuchará para hacer más agradable el tiempo que se pase en esa cápsula de transportación.
Principalmente, cuando viajan niños.

Con los infantes a bordo sabemos que lo que dominará serán los éxitos de Disney Channel o el sufrimiento de escuchar a los “teen idol” del momento; si es niño, temas de caricaturas o series japonesas… si es niña… a chutarse conciertos con gritos de “belivers” o “directioners”.

Cuando se es joven, la variedad y alternancia es mayor, pues podemos ir desde lo mejor del rock contemporáneo, en inglés, en español, clásicos alternativos de los 90 hacia acá… hasta temas del “mainstream” pop internacional, o discos completos de bandas hasta desconocidas para muchos, en la eterna plática de cuál banda es mejor y a cuántos conciertos de ellos han asistido; también y mucho más agradable (por ser carretera) es el género electrónico, desde lo digerible como “The Chemical Brothers”, “Underground”, “Moby”, etcétera, hasta lo más “underground” y bailable…

Al viajar con personas adultas las cosas cambian, a estas alturas los que vivieron los años 70 y 80 son los nuevos adultos, que prefieren ir al rock clásico, los nuevos mashup’s, las compilaciones de éxitos de época o un solo artista, bandas eternas y el inolvidable glam, directo a su transición al grounge donde todo cambio… y por supuesto… el fantástico perfil del “rock en tu idioma”, que incluye desde “Kenny y los eléctricos” hasta “Los Toreros Muertos” y los “Fabulosos Cadillacs”, sin faltar en el playlist “Caifanes” y “La Maldita”.

Mas nunca olvidaré la pesadilla de un viaje desde la Ciudad de México hasta Tabasco, donde sólo llevamos un “cassete” de 1 hora, el cual dio vuelta por lo menos 10 veces. Lamentablemente fue una selección que dejó de ser buena al masivo ataque de repetición… los temas no eran malos, lo denso fue escucharlos tantas veces…

En dicha cinta se incluían temas de corte tropical, que fueron los que marcaron mi vida para siempre… “La Chica del Pelo Marrón”, historia en salsa que logró en mi mente, recrear a la perfección cada momento del casual encuentro en “El Autobús”, y la triste historia de “Juan el Pescador”, que aumentaba mi pena cada que la escuchaba por el dolor en la voz de la interpretación del cantante… que no recuerdo quién es…

Así, casi a punto de salir a carretera, ya estoy seleccionando un playlist para unas 4 horas, que más que inolvidable sea genial, mientras en mi mente sigue el sufrimiento “Del viejo cayuco que se fue a la mar… (donde) Juan el pescador… nunca volverá”, mientras tanto Groove on! 

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