Mentirijillas de buenas conciencias

Se habla de que 47 jueces, el 9 de junio de este año, aprobaron por unanimidad la condena al matrimonio igualitario.

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Circulan por las redes sociales una serie de soflamas (en la tercera acepción que da la RAE: “expresión artificiosa con que alguien intenta engañar o chasquear”) en contra del matrimonio igualitario, cuya tonalidad conserva los ecos de las sacristías.

Son muestras típicas de una homofobia en la cual no valdría la pena detenerse si no fuera porque, sin matiz alguno, las han retomado periodistas considerados serios para reforzar la tesis de que las elecciones priistas se perdieron, donde se perdieron, no porque los gobernadores resultaran impresentables, sino porque tímidamente el presidente Peña se atrevió a mandar una propuesta de ley sobre matrimonio igualitario, tan sólo para ponerse a la altura de la Suprema Corte de Justicia y seguir a entidades que, como la Ciudad de México, ya lo tienen como ley, sin que se haya caído el mundo ni haya sido empujado nadie a casarse con nadie sin su plena voluntad. 

Como cimiento, se cita al Artículo 12 de la Convención Europea de Derechos Humanos, de 1950, sobre el Derecho a contraer matrimonio: “Afirma que el hombre y la mujer tienen derecho a casarse a partir de la edad núbil”. Nada más. Se trata de evitar el crimen de niñas vendidas por sus padres en culturas donde el concepto de la mujer es sólo de una propiedad paterna o conyugal. Pero nada dice de que ese derecho sea exclusivo entre hombre y mujer. Queda, por tanto, abierto a jurisprudencias posteriores, sentadas legítimamente en Europa, en Estados Unidos y por la Suprema Corte en México, entre otras.

Se cita, igual, la Convención de San José de Costa Rica, de 1969, que habla de la protección de la familia y “reconoce el derecho del hombre y la mujer a contraer matrimonio” que “no puede celebrarse sin el libre y pleno consentimiento de los contrayentes”, en lo cual subraya la prohibición de vender a las niñas. Pero no define que el matrimonio pueda ser solamente entre hombre y mujer. Simplemente no habla de ello. Al fin se cita otro Pacto, que contiene los mismos puntos.

Como cereza del pastel, como mentirijilla final para ganarse el cielo, se habla de que 47 jueces, el 9 de junio de este año, aprobaron por unanimidad la condena al matrimonio igualitario, ¡cuando ningún texto aprobado ese día en Estrasburgo toca, en absoluto, el tema!

Mentira y odio son pecados mortales y muy feos.

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