Estamos acostumbrados a consumir productos que vienen de distintas partes del mundo, no sólo por su fama o calidad, sino también por el precio en el mercado, ya que esas manufacturas son en ocasiones más baratas que las hechas en México.

Desgraciadamente de esta manera estamos entorpeciendo sin darnos cuenta la economía de nuestro país, estado o municipio, estamos perjudicando a los obreros que invirtieron tiempo y conocimiento para elaborar un producto; detrás del precio en el mercado se encuentra todo un mundo de obstáculos que obligan al empresario a vender la mercancía a precios elevados.

En otros países un producto resulta económico y no es necesariamente por la mano de obra mal pagada o por la calidad de la manufactura, sino por todo el respaldo con que se cuenta del sector público o de la iniciativa privada que los ampara; es decir, hay un subsidio al momento de adquirir maquinaria de vanguardia que haga más productos en menos tiempo, la electricidad es más económica, entre otros aspectos. 

En México hoy día no se cuenta con la vanguardia tecnológica para competir en cantidad y calidad con productos similares de otros países, tenemos que invertir en maquinaria y tecnología para poder lograr ser competitivos ante otras naciones y dejar de fabricar bienes artesanales. En México ya contamos con la materia prima, invirtamos en tecnología.