El sábado pasado tuve la fortuna de asistir a la sesión homenaje que la Academia Mexicana de Dermatología, A.C ., dedicó al maestro Amado Saúl Cano en la ciudad de México, que coincidió con el inicio de actividades de la nueva mesa directiva de esta importante agrupación dermatológica nacional y, como era de esperarse, resultó muy concurrida y emotiva, dada la trascendental trayectoria del homenajeado.

La coordinación del evento estuvo a cargo del M. en C. Alejandro Bonifaz Trujillo, cercano colaborador del Dr. Saúl, que,  como es su costumbre, lo condujo de manera inteligente, ágil y amena.

La bienvenida y los motivos del homenaje estuvieron a cargo de su actual, nueva presidenta,  la Dra. Blanca Carlos Ortega, resaltando la determinante influencia que el Dr. Saúl tuvo para que optara por este fascinante camino que es la Dermatología, refiriendo que este homenaje solo era una deuda pendiente de agradecimiento y que quería saldarla como primera actividad del  bienio que le tocaba presidir.

La Dra. Olga Labastida Gómez de la Torre  hizo una semblanza del Dr. Saúl como un profesor profundamente comprometido con la enseñanza de la dermatología, exigente y disciplinado pero generoso y motivador, creando  un ambiente familiar en sus discípulos. 

El Dr. Ramiro Hesiquio Silva, expuso  “El Maestro Saúl, más allá del aula y el hospital”, presentando una iconografía inédita del homenajeado, tanto familiar como la de una de sus pasiones, los viajes, presentando imágenes que clasificó por continentes, prácticamente todo el mundo, refiriendo que el motivo de los viajes era de aprendizaje más que como simple turista, pues antes de viajar a algún lugar del mundo, primero se informaba sobre la cultura que visitaría.

El Dr. Roberto Estrada Castañón habló sobre “El impacto del Dr. Amado Saúl en el contexto de la Dermatología Nacional”, haciendo mención del enorme compromiso social de la obra del Dr. Saúl sobre todo en lo concerniente a la lucha contra la lepra, que lo llevó a conocer todos los estados del país pero, sobre  todo, sus carencias y pobreza, influyendo determinantemente en la actividad actual del Dr. Estrada: la Dermatología comunitaria.

Finalmente el Dr. Fernando Montes de Oca Monroy se preguntó ¿Quién es el Dr. Amado Saúl? Sin haber sido su alumno directamente, reconocía la profunda huella que deja en la dermatología latinoamericana.

“…sin esperanza de premios y honores..”, así es como inicia el prólogo de la primera edición de su libro “Lecciones de Dermatología” y el principio que ha normado la vida del Dr. Amado Saúl pero su inmensa y trascendental obra hace imposible este propósito, pues los premios y honores no se buscan, se encuentran; no se compran, se obsequian; no se exigen, se merecen; pero finalmente el mejor premio y honor es  la satisfacción del deber cumplido, y de lo demás que se encarguen los demás.