La crisis ambiental

Los programas de gobierno han estado enfocados en acciones para saber cómo hemos llegado a tanto daño ambiental y aplicarse en la mitigación de daños.

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La crisis que hoy estamos viviendo es resultado de las malas costumbres adquiridas  durante muchos años y de la falta de educación ambiental que nos ha llevado en corto tiempo a dañar nuestros recursos naturales y por ende entrar en una crisis ambiental. Los programas de gobierno han estado enfocados a desarrollar acciones para tratar de saber cómo hemos llegado a tanto daño ambiental y en muy poca medida aplicarse en la mitigación de los daños que se producen. Una verdadera política ambiental debe contener instrumentos de gestión enfocados a reconocer y establecer líneas de acción de manera transversal con otras políticas que permitan generar un patrón de atención a los problemas con respaldo científico y que puedan ser aplicados en cualquier instante y no se requiera de esperar la aprobación de presupuestos especiales dentro de las políticas financieras oficiales. 

Desde hace 6 años todos los programas ambientales han sido justificados utilizando como bandera 'el cambio climático', un problema que ha despertado conciencias en muchos países y que ha permitido a grandes consorcios e instituciones otorgar créditos enormes y financiar un sinfín de proyectos que al cabo de dos años no resultaron como se había proyectado.

La crisis ambiental ha logrado dar paso a la formación de asociaciones civiles en pro del medio ambiente y con presupuestos sustanciales que muchas veces atienden problemas menores que quedan fuera de los programas del gobierno mexicano.

Un claro ejemplo de esto es el apoyo que durante varios años ha recibido la reserva de la biosfera Ría Celestún por la agencia de cooperación técnica japonesa conocida como JICA para el estudio, manejo y recuperación de grandes extensiones de manglar dentro de las certificaciones de carácter internacional tipo Ramsar y hasta el momento no se puede cantar victoria, pues las muestras de cultivo y preservación del mangle no han sido tan efectivas como se planeaba.

No quiero decir que todo está mal, lo que considero es que podrían ser más efectivos los proyectos si los dineros fueran aplicados en lo que realmente se debe y de esta manera aprovechar mejor los recursos económicos.

Es momento de revisar los programas gubernamentales del orden ambiental y dar la oportunidad a especialistas mexicanos que tienen toda la capacidad de desarrollar los proyectos efectivamente porque son de la localidad y viven en la misma zona donde se realizan, y no traer de fuera expertos que tardan tiempo en conocer la zona.

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