Mérida y la convivencia

El futuro de Mérida se merece un proceso de cambio para convertirla en una ciudad con los espacios urbanos necesarios.

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Hace unas semanas, platicando con el Dr. Enrique Peñaloza, ex alcalde de Bogotá, que estuvo en Mérida para sustentar una conferencia, en referencia a sus comentarios acerca de lo que la ciudad debe ofrecer a sus habitantes, le mencioné lo ocurrido hace más de 15 años, durante el Congreso de IULA en Lisboa, evento que incluyó un recorrido por las obras de rescate de uno de los barrios más antiguos de la ciudad, incluyendo la visita a una casa para ver cómo se apoyaba también a las familias en sus viviendas; la casa era muy pequeña, de menos de 30 metros cuadrados; la persona que estaba a mi lado comentó: “No se cómo pueden vivir aquí”, a lo que la señora de la casa nos contestó: “Aquí comemos, dormimos y a veces vamos al baño, la vida es afuera”. El Dr. Peñaloza me comentó que esa debía ser una de las premisas del desarrollo de las ciudades: los espacios de convivencia y no los de los automóviles; me comentó cómo había transformado Bogotá su estructura de ciclovías, su transporte público y su equipamiento de espacios de convivencia.

En esta época se celebra en Mérida la Feria Anual de X’matkuil, que junto con la bicirruta, el carnaval y los partidos de los Leones de Yucatán, es uno de los pocos espacios de verdadera convivencia entre toda la sociedad, en una ciudad en la que desafortunadamente los equipamientos urbanos y los eventos para que esto ocurra son todavía escasos; la reciente exitosa respuesta de la ciudadanía a la Noche Blanca es un ejemplo de la necesidad de la sociedad de contar con espacios y eventos de convivencia.

El futuro de Mérida se merece un proceso de cambio para convertirla en una ciudad con los espacios urbanos necesarios que permitan urdir un tejido social de intercambio y convivencia, con equipamientos adecuados y bien ubicados, accesibles y limpios, seguros y bellos, indispensables en las ciudades que aspiran a una mejora continua en todos los aspectos de su vida diaria.

No hay ciudad más insegura que la que tiene sus calles y espacios públicos vacíos; el papel de los espacios públicos es vital en el desarrollo social; todos debemos impulsar y velar por su mejora continua, y colaborar en su mantenimiento y conservación; convivamos y vivamos todos en una mejor Mérida.

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