El metate y la mano de metate son los utensilios de cocina más antiguos y su función es la de un molino de granos. Se utilizaron en toda Mesoamérica y aun fuera de sus límites; en el área maya se les conoce como ka’ (metate) y ka’tun (mano de metate). 

El uso de estos instrumentos de molienda se remonta hasta cerca de los diez mil años después de haberse domesticado el maíz. Estos utensilios proveyeron de la única manera de moler el grano hasta convertirlo en masa para su posterior uso en la cocina. 

En el año de 1903 se hace el primer registro de estos utensilios de molienda, así como un estudio etnográfico para entender el proceso del nixtamal. Luego se han continuado los registros y el estudio de estas herramientas domésticas en diversos sitios arqueológicos, porque las características de estos instrumentos así como el lugar original en el que se encuentran permiten identificar las áreas en las que tuvieron un uso doméstico.

Hoy, además de la ubicación, se practican análisis de la piedra para recuperar residuos microscópicos muy precisos que permiten saber el tipo de grano que regularmente fue procesado en esos artefactos. Con base en las fuentes escritas y las representaciones en códices y vasijas, podemos identificar variedad de formas, diseños y tamaños y los materiales empleados en la fabricación de estos utensilios de cocina.

En la región maya, los metates y las manos de metate  por lo general fueron elaborados con piedra caliza, otros materiales como el basalto, andesita y toba fueron importados. La forma más conocida de los metates es plana, con tres o cuatro soportes, aunque hay casos en que son de una sola pieza de piedra caliza y con una área de trabajo de profundidad relativa que depende del uso. 

La mano de metate puede ser de 30 cm de largo por 7 cm de diámetro las que son usadas en los metates planos. Las manos de metate más cortas y más gruesas se emplean en metates ápodos y con un área de trabajo más profunda.  En estos utensilios se molía el maíz, el cacao y otras semillas usadas como medicamento,  pero también servían para moler minerales y vegetales y obtener tintes y pigmentos aplicados en arquitectura.

Dependiendo de las dimensiones y las características de los metates,  eran empleados para uso ceremonial asociado a entierros o para realizar algún ritual como el ke’ex.