Miel
Yucatán es reconocido mundialmente como un gran productor de miel y creo que en este ramo existe un tremendo potencial de desarrollo y prosperidad...
Durante mis vacaciones familiares de fin de año, estando de paseo por un lugar llamado “Chelsea Market” en la ciudad de Nueva York, me encontré en venta unos pequeños frasquitos conteniendo tan solo 56 gramos de miel, de la marca “Ames Farms”, que se ofertan a un precio de $5.50 dólares por unidad, que, al escandaloso tipo de cambio vigente, significan alrededor de $120.00 pesos cada uno.
Esta marca se dice orgullosa de poseer un sistema de trazabilidad que nadie en el mundo ha podido igualarle. La trazabilidad, en alimentos, significa que con un número o clave alfanumérica, especialmente diseñada para tal efecto, es posible dar un seguimiento puntual a todo el proceso de producción. En este caso, “desde la colmena hasta el frasco” como ellos mismos destacan. Además, y gracias precisamente a dicho sistema de seguimiento y control, ofrecen mieles especializadas que te pueden asegurar que provienen de determinada floración, que se dio en un período específico del año, y esto significa una interesante variedad de mieles, con diferente densidad, aroma, sabor y color, para satisfacer los distintos gustos de cada consumidor.
Poner en práctica una o varias acciones que permitan a un producto, cualquiera que éste sea, distinguirse de sus competidores, ya sea por su calidad, su exclusividad o cualquier otro atributo que sea valioso para quien lo consume, además de aplicar novedosas técnicas de mercadeo, de diseño del envase, de comunicación de marca y comercialización, permite contar con mayores probabilidades de éxito comercial.
Yucatán es reconocido mundialmente como un gran productor de miel y creo que en este ramo existe un tremendo potencial de desarrollo y prosperidad, pero resulta indispensable para lograrlo, que se integren a la cadena de producción y comercialización personas inteligentes y talentosas, que las hay y muchas, que contribuyan con ideas novedosas y modernas a la mejora constante de esta industria.
Además, este tipo de ideas y conceptos, aplicados a otro producto, de cualquier otro ramo comercial, industrial o de servicios, constituye la clave para enfrentar con éxito los desafíos que representa una “crisis” como la que parece se nos viene encima a los mexicanos este 2017 que apenas inicia.
El tipo de cambio, que nos preocupa a quienes ofrecemos en nuestros negocios productos importados que por el momento no pueden ser sustituidos con tecnología mexicana (porque no existe), puede al mismo tiempo representar una oportunidad para quienes en otros sectores, con talento y dedicación, puedan desarrollar una oferta exportable sólida, con potencial de largo plazo, de algún producto que pueda ser competitivo y exitoso en el mercado internacional.
Siempre lo he dicho y lo seguiré sosteniendo: trabajo enfocado, eficiente y con calidad, aplicado a cualquier empresa y en cualquier rama, es el antídoto más efectivo contra una crisis. Aún así, no puedo asegurar que todo será “miel sobre hojuelas”, pero a fin de cuentas el balance será positivo, te lo aseguro.