Yucatán es ejemplo en materia de enfoque de género en el ámbito laboral, donde la mitad de sus mujeres tienen un empleo remunerado. Ahora hay que ver qué tipo de empleos tienen ese grupo de mujeres y si es bien remunerado.

¡Bien!, avanzamos en un aspecto importante: obtener ingresos por medio de un empleo formal, pero ¿la mujer está obteniendo el mismo ingreso que el hombre, las mismas oportunidades de escalar al jugar muchas veces el papel de madre, ama de casa y en ocasiones hasta el rol de papá?

Utopía o no, el Instituto Nacional de las Mujeres plantea retos como la apertura de más guarderías y con horarios más amplios, aunque tampoco se trata de dejar a los niños todo el día al cuidado de otros para ganar dignamente un sueldo que solo alcance para la comida.

Se trata de ofrecer mejores empleos, mejores sueldos, menos escaladas en los precios de la canasta básica, que la mujer al volver de trabajar pueda llegar satisfecha, jugar con sus hijos, platicar con la familia y, por qué no, salir a tomar un café con sus amigas.

Ojalá que las metas planteadas por la ONU Mujeres, en el sentido de que las féminas puedan descargarse del trabajo no remunerado que realizan, porque ya están participando en el mercado laboral, no tengan que esperar tantos años para su cumplimiento como ha tardado la aún soñada equidad.