Las mujeres, el cenote y el Diablo
Dos muchachas recién casadas admiraban sus alhajas en la orilla del cenote Santa María de Chink’a’dzono’ot, en el centro de Xocén, y las dos cayeron en la profundidad.
Cerca de Valladolid se encuentra la comunidad de Xocén. En ella, Gabriela Licausi Pérez hizo una investigación y encontró el siguiente relato:
Dos muchachas recién casadas estaban admirando sus alhajas en la orilla del cenote Santa María de Chink’a’dzono’ot, en el centro de Xocén. A una de ellas se le cayó su anillo dentro de la cavidad. Al tratar de agarrarlo, la muchacha jaló a la otra y las dos se hundieron en el agua del cenote y no pudieron salir. Al percatarse de esto, sus esposos llamaron al Wáay o brujo del pueblo. Éste dijo que iría por ellas.
Se lanzó al cenote convertido en sapo. Cuando llegó al fondo de la cavidad encontró a las mujeres peinando al Diablo. Ellas le dijeron que no regresarían hasta el final de los tiempos y le dieron el anillo.
El brujo retornó al pueblo a través de un cenote cercano a Chichén Itzá.
Cuando vio a los esposos de las mujeres, les dijo que ellas no volverían sino hasta el fin del mundo y como prueba de haberlas visto les entregó el anillo que cayó al agua.
En este relato hay tres mitos inseparables: el Wáay, pues el brujo se convierte en sapo; el Diablo que vive en el fondo del agua, y que los cenotes se comunican.