El mundo de las emociones (IV)
Cuando hablamos del perdón, las personas pensamos que perdonar a nuestros enemigos es un acto de generosidad y bondad hacia quien nos ofende.
La semana pasada hablamos de tres decisiones de naturaleza emocional que es necesario tomar, practicar y experimentar, de manera especial cuando envejecemos:
• Perdonar.
• Estar alegres.
• Estar cerca emocionalmente.
Cuando hablamos del perdón, las personas pensamos que perdonar a nuestros enemigos es un acto de generosidad y bondad hacia quien nos ofende. De alguna manera podemos verlo de esa forma, pero sin olvidar que, humana y psicológicamente hablando, el perdón es una decisión y un acto prioritariamente emocional, que nos debemos a nosotros mismos, por así convenir a nuestra salud física, mental y emocional.
Los especialistas están acertadamente de acuerdo en que no es inteligente llevar a cuestas uno o varios enemigos.
Tener un enemigo es darle el papel protagónico de nuestra vida, ya que aparecerá en los momentos más importantes.
Lo llevaremos a donde quiera que vayamos. Estará presente en la casa, en el trabajo y ni dormidos nos dejará en paz, pues asomará las narices hasta en nuestros sueños. Fomentará en nosotros todo tipo de sentimientos negativos, sobre todo rencor, envidia y deseos de venganza.
Jovencitos, entonces ¿qué hacer para perdonar de verdad? Es la gran pregunta que trataremos de responder a partir de la próxima semana.