El murciélago y la oscuridad

Los mayas consideraban a las aves como seres especiales, de manera distinta a los otros animales que caminaban o reptaban sobre el suelo.

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Este pequeño mamífero volador, por lo general, vive en las zonas más profundas de las grutas. Pero esto no fue así siempre.

Antes de entrar de lleno al relato, es necesario decir que, en la antigüedad, según el Popol Vuj, los mayas consideraban a las aves como seres especiales, de manera distinta a los otros animales que caminaban o reptaban sobre el suelo, por ejemplo mamíferos y reptiles. En el mito del murciélago se nota esta diferencia entre unas y otros.

Alfonso Santamaría, de Oxkutzcab, me contó el siguiente relato en mayo de 1982. Dijo que cuando creó a los animales en el principio del mundo, Dios ordenó que se pasara lista a todas las especies para ver si estaban completas y para asignarles algún trabajo.

Esta función se le encargó al ooch o zarigüeya, el mamífero comúnmente mal llamado zorro. Cada vez que ooch cumplía su deber, el murciélago no contestaba en la lista de los pájaros, pues decía que él era un animal (mamífero) y cuando se pasaba lista a los animales, tampoco contestaba, pues argumentaba que si volaba entonces era pájaro.

La historia termina en que Dios lo condena a vivir en las cuevas casi ciego, por su actitud de burla o desafío. Sólo tenía permitido salir de las cuevas por las noches en busca de su alimento.

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