Música y jabón

A favor y en contra… la música, cualquiera que sea su procedencia, es un arte único y hermoso.

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Hace unos días llamó mi atención una noticia sobre jóvenes que se dedican a hacer música o tocar en el centro de la ciudad con un juego de tambores, éstos fueron “callados” por una pareja de inspectores por “instrucciones” de los que dan “órdenes”.

A favor y en contra… la música, cualquiera que sea su procedencia, es un arte único y hermoso, la estampa de los músicos callejeros siempre ha existido,  en todos los tiempos, en todas las culturas, en todo el mundo.

Es de risa loca que las “autoridades” tomen este tipo de determinaciones y envíen a “inspectores”, sin argumentos válidos, a silenciar este tipo de expresión, con la única explicación  de “nosotros sólo recibimos órdenes”. ¿Son robots?, ¿carecen de criterio propio?, ¿y si llegaran inspectores que les digan que no pueden ser inspectores en la vía pública? ¿Cuál sería su respuesta?, ¿de locos, no?

Este es un claro ejemplo de “segregación”, ¿qué pasaría si ese grupo de jóvenes en lugar de usar “dreadloks”, camisas entintadas, sandalias y tambores, estuvieran vestidos de “frack”, bien peinaditos, con zapatos lustrados y violines y cellos?, ¿qué les dirían entonces?, ¿callarían un cilíndrero?, ¿un trovador en el parque?, ¿un mariachi bajo un balcón?

Señalamiento directo de la más baja calificación por desempeño de los responsables de esa decisión… muy mal, sólo ejemplifican cero tolerancia, nulo criterio e ignorancia.

Ahora, los jóvenes coartados deberían también saber que arte y rebeldía, más estilo de vida, no están peleados con el jabón.

Una cosa es tener influencias musicales ancestrales, espirituales, históricas y con significados diversos y otra cosa es, si tienes el cabello largo, límpialo, péinalo, báñate, lávate, usa tu ropa limpia, sonríe; no seas retador con actitud y acción, dialoga, procesa tus permisos, si no te dan, regresa al otro día, y al otro y al otro… hasta que logres que cualquier espacio sea tu espacio, mismo que usarás para difundir tu cultura y así dar sustento a tu vida, de una forma aún más decorosa; así como organizas armonías y ritmos con tus instrumentos, organiza también que sus representaciones sean cada vez mejores y de mayor contenido, pues también es notorio que su evolución no ha sido mucha, transmitan la alegría de vivir, no la conformidad de sobrellevarla.

En conclusión, las dos partes cometieron errores que pueden arreglarse muy fácil, los jóvenes simplemente mejoren y demuestren la validez de su arte y las autoridades ofrezcan una disculpa pública aceptando que “patinaron”, y asignen espacios de expresión “callejera” a esta gente, que son parte muy importante del paisaje mundial de cualquier pueblo.

Y el beneficio será mutuo… Groove on! 

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