Navegar sin rumbo

Desde que el ser humano se convirtió en un ser social, la necesidad de conocimiento le acompaña, en unos más que en otros...

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Desde que el ser humano se convirtió en un ser social, la necesidad de conocimiento le acompaña, en unos más que en otros, pero siempre visto como un punto a favor de su desarrollo. 

Internet detonó esta necesidad a niveles poco antes vistos, al grado de poner en nuestras manos todo el saber del mundo, desafortunadamente, a un precio que en ocasiones, excede nuestra capacidad de entendimiento. 

Hoy en día, y se quiera o no, existe una obsesión social por estar “en línea”. Sin importar la edad, los mexicanos sabemos que hay un gran mundo digital al que “tenemos” que pertenecer, aún sin saber exactamente para qué. Cierto, es necesario reducir la brecha tecnológica que sufrimos los mexicanos, ampliar el acceso a la red, pero con rumbo, y no solamente aventar la red de redes a ver qué “pescamos”.

La falta de un objetivo claro no es únicamente evidente en temas como el reparto de tabletas electrónicas en escuelas públicas sin conexión a internet, también en la vida cotidiana. En nuestras conversaciones, se evidencia que el mexicano “promedio”, no tiene una idea clara sobre el uso que puede darse a la web y las redes sociales. Para muchos, Twitter y Facebook únicamente son plataformas de “comunicación” sin sentido, fuente de chismes, memes, bromas… y ya. Pero esta situación no es por falta de capacidad, sino de entendimiento sobre internet mismo. 

Poniendo un ejemplo sencillo, tenemos la red social Periscope, enfocada en la transmisión de video en tiempo real, que evidentemente tiene mayor utilidad como herramienta de comunicación entre periodistas y similares, o sea, satisface la necesidad de un nicho particular del “ciberespacio”. Cuando un usuario general entra a ella, podría considerarla como una pérdida de tiempo, porque no encuentra ahí “lo que en ‘Face’ sí”, pero tuviera previo conocimiento sobre el objetivo que persigue la plataforma, la hallaría interesante, o de perdida, sabría que no es “aburrida”, sólo que no tiene uso práctico para él. 

He aquí el punto que pocos han tenido el valor de reconocer por miedo al escarnio: que no todo lo que  existe, es útil para todos. Esa filosofía -un tanto egoísta, la verdad-, es la que tiene al país en el atraso digital, pues dentro de los planes tecnológicos hace falta dejar en claro que, para sacar provecho de internet, la robótica, redes sociales o generación de contenido; se necesita de una idea clara y no solamente el acceso y las ganas. 

En forma individual, las redes sociales son fuente de casos de éxito en diversos campos, gracias a que estos usuarios encontraron una necesidad y le dieron buen cause. Pero en general, para los mexicanos y sus instituciones digitales, internet es sólo un servicio “que hay que tener”, pero sobre el cual no se educa o encausa adecuadamente para que saquen verdadero provecho. 

En la escuela o en casa, la web se emplea como una gran enciclopedia, no como un espacio creativo. Con esto, la idea no es despreciar el empleo meramente social de internet, al contrario, pues dentro de las bondades de esta plataforma está que la capacidad innovadora de los usuarios no solamente se desarrolle, también que se dé a conocer en los campos adecuados para que lleven sus beneficios a la sociedad. 

La web y las redes sociales son espacio para todo tipo de uso, pero el secreto radica en que debemos encontrar cuál es el que nos conviene -sea el que sea, pero que valga la pena-, para pasar de ser meros “usuarios por moda”, a verdaderos ciudadanos digitales. 

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