Dicen que cada vez hay menos caballeros, menos amabilidad para ceder el paso peatonal o de tránsito, el asiento a una mujer, sobre todo cuando está embarazada o es de edad avanzada; esto tal vez se deba a que andamos tan metidos en nuestros equipos de comunicación o problemas personales que olvidamos lo que nos rodea y cómo formar una sociedad sana.

El lunes pasado por la tarde salí para realizar una diligencia, apenas comencé a caminar por la calle cuando me llamó la atención que dos hombres maduros estaban dejando en la acera de la calle de enfrente a una anciana, me detuve y observé que la dejaron pegada a la pared para que continuara su camino a paso lento, de inmediato cruzaron la calle rumbo a la Plaza Grande, iban caminando a buen ritmo, un poco apresurados.

En ese momento  ya estaba detrás de ellos, supongo que iban a algún lado porque tenían cierta prisa, pero se tomaron el tiempo de ayudar a esa anciana a cruzar la calle; me sorprendió  aún más escuchar su plática, comentaban su extrañeza porque nadie la había ayudado.

Al parecer la mujer había estado pidiendo ayuda pero había sido ignorada por todos los que cruzaron junto a ella, al menos en el tiempo que ellos tardaron en llegar hasta ahí. Necesitamos más acciones de ese tipo.