No es un líder moral
En el sexenio del presidente Felipe Calderón se empezó a recuperar una activa presencia de México en los foros internacionales.
Luego de que en el período foxista fue poca la atención que se prestó a la política exterior, en el sexenio del presidente Felipe Calderón se empezó a recuperar una activa presencia de México en los foros internacionales.
En este sentido, es un hecho positivo que el actual gobierno federal siga este camino e incluso incremente el esfuerzo por mejorar relaciones con el resto del mundo y colocar a nuestro país en un liderazgo mundial.
Oportunidad para aprovechar las ventajas económicas de la globalización y responsabilidad para humanizarla, es decir, influir para revertir las desventajas que trae consigo este fenómeno. Humanizar la globalización económica es, entre otras cosas, mundializar el respeto a la ecología, la atención a los derechos humanos, el diálogo y la legalidad para dirimir las diferencias internacionales, etc.
Por ello llama la atención lo ocurrido en la pasada visita presidencial a Cuba, donde nuestro primer mandatario tuvo la ocurrencia de definir a Fidel Castro como “líder moral y político”.
Líder moral implica reconocer a quien se le aplica una gran credibilidad o ser un ejemplo a seguir. Y éste no es un concepto que pueda aplicarse a un dictador que ha violado y sigue violando sistemáticamente los derechos humanos más fundamentales de sus obligados gobernados.
No se trata de faltar al más elemental respeto a la autodeterminación de cada pueblo. Pero definir así al dictador cubano es un exceso imperdonable. Tanto como el conocido “comes y te vas” que el ex presidente Fox utilizara con anterioridad para este personaje.
Esperemos que este yerro presidencial no marque el retorno a la vieja política exterior de complacencia ante los violadores externos de los derechos humanos. Esperemos que sea un error y no que nuestro presidente considere en serio a Fidel Castro como un ejemplo a seguir. No lo es para los mexicanos y creo que ni para los cubanos.