No más policías tontos

Chicago P.D. es la más reciente creación de Dick Wolf, la mente prodigiosa que ha inventado algunos de los más grandes clásicos de la televisión de todos los tiempos como Miami Vice y La ley y el orden.

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Deje de hacer cualquier cosa que esté haciendo y apunte: mañana martes 13 de mayo todos tenemos una cita a las 22:00 horas en Universal Channel para ver el estreno de la primera temporada de Chicago P.D.

Si usted se la pierde, estará cometiendo un grave error. ¿Por qué? Porque Chicago P.D. es una obra maestra, la serie que tiene conmocionado al gran público de la televisión abierta de los Estados Unidos, el fenómeno de la temporada.

Y es que, se lo juro, esta serie es buenísima, lo más emocionante que usted va a ver en mucho tiempo y decir esto precisamente ahora que hay tantas opciones, en tantas partes, no es cualquier cosa.

Chicago P.D. es la más reciente creación de Dick Wolf, la mente prodigiosa que ha inventado algunos de los más grandes clásicos de la televisión de todos los tiempos como Miami Vice y La ley y el orden.

Aquí se voló la barda, porque consiguió algo que parecía imposible: darle una vuelta de tuerca a todo lo que se había hecho y a todo lo que se está haciendo en materia de televisión policiaca de corte popular en el mundo entero.

Chicago P.D. es el siguiente paso en este tipo de historias, un punto y aparte, algo que usted no podrá dejar de ver jamás. Prohibido perdérsela. Prohibido dejar de comentarla en las redes sociales.

Bueno, ¿pero qué es Chicago P.D.? ¿De qué trata? ¿En qué consiste esa vuelta de tuerca que le mencioné hace rato?

Chicago P.D. es un producto derivado de la exitosísima y maravillosa serie Chicago Fire.

De hecho, usted va a reconocer a algunos de sus personajes porque ya los había visto en aquella otra emisión e, incluso, llegará un punto en que ambos proyectos se crucen y generen experiencias simultáneas.
Son las aventuras de un grupo de policías de la ciudad de Chicago.

Sí, yo sé que platicada así no suena muy emocionante, pero es que tiene que verla para creerla.

No estamos hablando ni de la típica policía de toda la vida, ni de los mismos casos de siempre, ni de nada que usted haya visto antes.

Los policías de Chicago P.D. son policías de 2014, que viven la pavorosa realidad de hoy, que tienen una vida como la de usted o como la mía y que, por lo mismo, para salir adelante tienen que hacer cosas que antes no se hacían.

¿Como qué? Como salirse de los protocolos oficiales, imprimirle creatividad a las investigaciones especiales, aprovechar las nuevas tecnologías y retar no solo a los delincuentes, también a los malos policías, también a los policías rivales.

Por todo esto y más, estoy convencido de que Chicago P.D. va a ser un cañonazo en México y en toda América Latina.

Haga de cuenta que nos la hicieron a nosotros, con todos los cambios que se están implementando en nuestros sistemas, con toda nuestra pasión e, incluso, con todos nuestros personajes.

Cuando usted mire completo el capítulo de mañana, le garantizo que se va a quedar con la boca abierta y que, probablemente, como yo, terminará gritando porque haga de cuenta que ahí van a pasar cosas que aquí pasan todo el tiempo, pero elevadas al nivel de un magnífico espectáculo internacional.

¿A qué me refiero cuando le hablo de que aquí hay una vuelta de tuerca? A algo muy penoso, sintomático, pero importante.

Así como en las telenovelas mexicanas y latinoamericanas se ha puesto de moda hacerle homenajes conscientes o inconscientes al crimen organizado, en la televisión de Estados Unidos estaba pasando lo mismo.

En los último años todo era: “¡Vivan los delincuentes!”, “¡Ah qué buenos son los asesinos!”, “¡Me caes bien porque matas!” y “¡De grande quiero robar, violar y vender drogas!”
Chicago P.D. le da un giro radical a esto y vuelve a poner el reflector en la figura del policía, pero sin caer en discursos morales.

Los policías de esta serie son diferentes: son buenos pero al mismo tiempo son malos, respetan los códigos pero, paralelamente, los rompen; representan algo luminoso pero, simultáneamente, son oscuros.
Son mejores, por mucho, que el mejor de los delincuentes. Aquí está la gran aportación de Chicago P.D.

Por fin encontramos una serie policiaca con policías que no parecen tontos, con policías que son lo que a todos nos gustaría ser.

Por fin vale la pena combatir al mal. Por fin vale la pena ponerse del lado del bien.
No y ni le platico de esto en términos de reparto o de producción, porque jamás acabaría de elogiarla.

Tiene un excelente reparto, una magnífica dirección, un tono increíble, grandes efectos especiales y un sentido del ritmo alucinante.

Todo está planeado para que usted se emocione, para que usted se involucre y para que usted se relaje justo en el lugar y el momento en que lo tiene que hacer. ¡Impresionante!

Luche con todas sus fuerzas por ver mañana, a las 22:00, el estreno de Chicago P.D. por Universal Channel. No le va a gustar, le va a fascinar. De veras que sí. 

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