No perder la esperanza

El sector restaurantero del sur del Estado atraviesa por uno de los momentos más críticos de su historia...

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El sector restaurantero del sur del Estado atraviesa por uno de los momentos más críticos de su historia. Al menos 100 establecimientos han cerrado en lo que va del presente año, orillando a los empresarios del ramo a despedir empleados, quienes pasan a engrosar las filas del desempleo, que en los últimos dos años, se ha ensañado con los habitantes de Chetumal y comunidades vecinas.

En las estadísticas más recientes sobre el desenvolvimiento de la economía del país, Chetumal aparece como una de las ciudades más caras y si tomamos en cuenta que muchas personas se han quedado sin empleo, la situación se torna cada vez más preocupante.

Un asunto que contribuyó al encarecimiento de la zona sur de Quintana Roo, fue el incremento del Impuesto al Valor Agregado, al pasar del 11 al 16 por ciento, medida que los ciudadanos atribuyen a la inacción de nuestros flamantes legisladores federales, quienes no cumplieron sus promesas de velar por los intereses de los quintanarroenses.

Lamentable que antes de tomar una decisión de tal magnitud, no se hayan puesto a pensar en el gran daño que provocaría en la economía de las miles de familias que hoy más que nunca, necesitan el apoyo de sus autoridades para salir adelante.

Los quintanarroenses somos gente de trabajo, solidarios, comprometidos, bajo las actuales circunstancias de crisis económica, han buscado la manera de sobrevivir y la economía informal se ha convertido en una de sus opciones más viables. Es mejor dedicarse a trabajar honestamente, que ingresar a las filas de la delincuencia, por las graves consecuencias que ello implica en lo particular y lo social.   

Sin embargo, habría que hacer un serio análisis sociológico, para saber con exactitud si el incremento en el índice delictivo de Chetumal se debe a la falta de empleo, porque hay otros factores que deben considerarse; destaca mucho el hecho de que la mayoría de los delitos que se cometen, sean de tipo patrimonial, como los robos a casas-habitación o comercios.

El problema es que no se ve cómo la situación mejore a mediano plazo, aunque las autoridades gubernamentales hagan esfuerzos buscando que la economía del sur del Estado vuelva a tener el dinamismo que al menos, hasta hace poco, permitía que la gente tuviera los recursos para cubrir sus necesidades más básicas.

Los restauranteros de Chetumal y Calderitas sobre todo, dos de los lugares donde se concentra el mayor número de establecimientos de este tipo, han lanzado una llamada de auxilio a las autoridades, porque la pérdida de sus fuentes de empleo, agudizará la crisis económica al quedarse sin trabajo decenas de personas.

El escenario económico de Chetumal y otras comunidades aledañas no es nada halagüeño, la capital atraviesa hoy una de sus peores crisis de los últimos años, prueba de ello es el mayor número de gente que puede observarse en las calles realizando algún tipo de actividad.

Y mientras esto ocurre en el sur del Estado, nuestros flamantes representantes populares, allá en sus lujosas oficinas de la Cámara de Diputados en la ciudad de México viven como reyes, aislados de las penurias que miles de personas sufren todos los días.

Hay un gran descontento entre la gente, no es justo que a pesar de todos los esfuerzos que la gente realiza para buscar el sustento diario, en muchos casos ni siquiera logren conseguir lo suficiente para comer.

Quintana Roo y en particular el sur del Estado, debe tener otro destino, no éste que hoy mantiene postradas a muchas personas y cuya desesperación crece en la misma magnitud que lo hace el desempleo.

Mucho ayudará por fortuna el anuncio gubernamental de la próxima inauguración de una gran tienda cerca de la Secretaría de Educación y Cultura, que brindará un buen número de fuentes de empleo para la gente.

A pesar de todo, la esperanza es lo último que debe perderse, sabemos que los quintanarroenses somos gente de trabajo y eso es muy importante para no dejar de esforzarnos en la búsqueda de encontrar un camino con menos espinas.

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