No todas las #LadyProfeco son románticas

Un rayón a la inmaculada carrocería de la nave de los niños bien, es algo que se debe aquilatar.

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El incidente de la #LadyProfeco sirvió para que los mexicanos desencadenaran sus frustraciones y resentimientos contra los niños mimados de la vida que trabajan de júniors, una zoología fantástica que durante lustros nos ha dotado de grandiosos espectáculos para el solaz y esparcimiento del perradón anónimo pero unánime.

Hemos tenido a los hijos de Zedillo, a los de Robero Deschamps, a los de la mayextra Gordillo, al Nini Verde, Pau Peña y a un sinfín de júniors de altísimo octanaje que, al caer de la nube en que andaban, como de 20 mil metros de altura en el mejor estilo de Cornely Queen, nos procuran al resto de los mortales una satisfacción superior. Un rayón a la inmaculada carrocería de la nave de los niños bien, es algo que se debe aquilatar.

Eso estuvo bien, una fugaz pero certera puerta de emergencia a los resentimientos sociales, pero  llegar al extremo de exigir la dimisión del procurador Humberto Benítez Treviño parece tan excesivo como pedir el respeto a los Acuerdos de San Andrés.

Digo, aunque fue un poco ridícula el ofrecimiento de disculpas de padre e hija, la destitución de tan dilecto funcionario que solo cometió el error de educar a su hija como dictan los cánones de quienes detentan el poder (el hombre, nomás para medirle el agua a los camotes, pudo haber sido de nuevo procurador, así que el orgullo de su nepotismo seguramente en vez clausurar un restaurante habría clausurado a los que no sepan valorar al Pacto por México) sentaría un mal precedente.

No solo los júniors de la patria estarían obligados a ser profesionales de la humildad, lo cual pondría en peligro de extinción a una raza que le da sabor al caldo social, sino que en algún momento dado esta jeunesse dorée podría estar condenada a la extorsión. Sí, cualquier vivales podría amenazarlos con algún hashtag ingenioso que los defina cual prepotentes para condenarlos a ser linchados en las redes sociales.

Algo que podría poner en peligro su verdadera naturaleza aburrida y atorrante, llevándolos con un poco de suerte a una peritonitis o algún tipo de dislalia por ser infieles a sí mismos. Tendrían que tener el entrenamiento de Humberto Moreira, por ejemplo, que explica que su estancia europea donde dice estudiar una maestría, es por cuenta únicamente de sus ahorros de una vida fecunda y creadora, nada que ver con las endeudadas arcas de Coahuila.

Si ya aguantó Chayito Robles, esperemos que aguanten la #LadyProfeco y su jefecito, antes de que hagan su video beatífico como El Tuta. 

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