No trabajan, no estudian. ¿Qué hacen?

En Yucatán se calcula que hay unos 150 mil jóvenes que no ven en la escuela o en el sector laboral una oportunidad para su desarrollo.

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No trabajan. No estudian. ¿Qué hacen entonces esos jóvenes llamados infantilmente “Ninis”? ¿Cómo o de  qué se mantienen? Es claro que un padre no arrojaría de su casa así como así a un hijo que se encuentre en tal situación, pero será cosa de ver cómo le rinden las quincenas y qué vicisitudes enfrenta para apoyar las necesidades de un joven de más de veinte que sin hacer nada productivo sigue colgado, como cuando niño, del presupuesto familiar. 

El Instituto Nacional de la Juventud define como joven a toda persona entre los doce y los veintinueve años de edad, así que todos los “nini” caben en esta definición, sin descontar a los dependientes familiares que rebasen este límite. 

Existen en Milenio Novedades interesantes entrevistas y colaboraciones con  muchachos yucatecos donde exponen sus razones sobre este asunto de actualidad. 

Hay tantas clases que me remito a tres: desde la inexistente comunicación entre padres e hijos, la culpa del gobierno que no se preocupa por crear empleos, hasta la categórica: “No estudio ni trabajo porque no se me pega la gana”.

Para tranquilidad de la sociedad yucateca los secretarios de la Juventud, Educación y del Trabajo reconocen la gravedad del tema y si bien no lo desestiman, aún no lo consideran urgente. Se mantienen ocupados en dilucidar por qué un joven mexicano  no estudia y no trabaja, teniendo la oportunidad. 

Si en Yucatán  se calcula que hay unos 150 mil jóvenes que no ven en la escuela o en el sector laboral una oportunidad para su desarrollo o una opción de vida, me pregunto cuántos padres enfrentan ese dilema cotidianamente y quien se toma la molestia de considerarlos. 

En el mundo de jubilaciones a los sesenta años (si se llega a tal edad trabajando) y la esperanza de vida aumentando, el sueño que los progenitores se liberen de mantener y en el mejor de los casos recibir algo de los  hijos simplemente no existe en muchos hogares yucatecos. 

Se hace urgente que el Congreso del Estado apruebe la creación de la Secretaría Parental que dé apoyo psicológico y proponga las medidas conducentes a atenuar la pesada carga que asuela a los paterfamilias. 

Aprovechando la mano de obra ociosa juvenil sería apropiado encargar dicha cartera a un “nini” comprensivo que esté dispuesto al reto. De seguro habrá más de un interesado. Vaya biem.

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