Estamos viviendo momentos donde lo justo es lo injusto, lo legal lo castigado y lo bien hecho lo reprimido. Un sistema donde los que quieren hacer las cosas bien son los que tienen que cubrir los requisitos interminables, pero los que hacen mal las cosas tienen ayuda para que no los cachen. No podemos echarle la culpa a una persona, a un representante o a un grupo en especial, todos somos responsables del sistema, todos decidimos cómo nos tratan, cómo nos ven y cuáles son los resultados a nuestros actos. 

Tampoco podemos dejarle al gobierno en turno o pasado -o esperanzarnos en el que viene- el cambio. Como sociedad civil tenemos la obligación de contribuir a la mejora de nuestro sistema, a lograr el cambio que nos merecemos para que los trámites burocráticos sean menos extensos, más prácticos y eficaces. Nos debemos organizar como sociedad para que nosotros le aportemos a nuestro gobierno la ciudadanía que se merece, una ciudadanía que exija pero sobre todo que aporte al país, el Estado o municipio ideas innovadoras que contribuyan a su crecimiento, ya que no sólo el pueblo tiene el gobierno que se merece, sino como sociedad civil organizada podemos lograr tener un mejor gobierno. Si somos ciudadanos con altas exigencias tendremos un sistema de calidad y resultados óptimos y eficaces.