Novartis y Mercedes Juan
El avance de la ciencia es fenomenalmente rápido, y muchas veces rebasa la velocidad del gobierno para adoptar tanta innovación.
Entre las pocas secretarías de Estado que faltan de hacernos saber sus planes para fortalecer y dinamizar su sector se encuentra la Secretaría de Salud, que encabeza Mercedes Juan. La doctora tiene amplísimo reconocimiento, y encabeza una de las carteras que mayor prioridad tendrá en el nuevo sexenio.
Pero el avance de la ciencia es fenomenalmente rápido, y muchas veces rebasa la velocidad del gobierno para adoptar tanta innovación. La suiza Novartis, por ejemplo, invierte alrededor de 10 mil millones de dólares en investigación y desarrollo, colocándose como una de las corporaciones globales con mayor cuantía en ese rubro.
En México, Novartis es encabezada por Alexis Serlin, quien está levantando la mano para coadyuvar a que el sector público logre transitar al siguiente paso de las políticas públicas en materia de salud, los medicamentos de última generación. La razón es sencilla: si bien la cobertura en infraestructura hospitalaria se ha fortalecido en los últimos años, no ha ocurrido lo mismo con la inversión pública en tratamientos de frontera. Es decir, están los edificios nuevos, pero los tratamientos viejos.
Un problema que enfrentan firmas como Novartis es que lanzan al mercado medicamentos de última generación que son rápidamente aceptados por médicos en la práctica privada, pero que tardan eternidades en ser aceptados por el Consejo de Salubridad General, donde participan incluso Luis Videgaray e Ildefonso Guajardo. Muchas veces los medicamentos novedosos son más caros que los tratamientos previos, pero las firmas sostienen que, desde la óptica de la farmacoeconomía, el tratamiento novel es más eficiente que el viejo porque los pacientes requieren menos hospitalización o incluso llegan a la remisión.
La mesa está puesta para que este gobierno detone ya no la mayor cobertura física para atender los problemas de salud —eso ya está—, sino la mejor proveeduría cotidiana de insumos y medicamentos que garanticen la alta calidad de vida que el Presidente ha prometido a los mexicanos. En las manos de Juan está modificar los procesos y protocolos para que no nos quedemos este sexenio tratando padecimientos del siglo XXI con fármacos de los años 80.