Nuestra costa (3)

A su paso, el huracán Gilberto devastó la costa y también se llevó grandes cantidades de arena.

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Como hemos podido conocer en CALEIDOSCOPIOS anteriores, la situación de nuestra bella riviera yucateca es muy particular, ya que parte de la cultura de los yucatecos es visitar la costa cuando menos en periodos específicos, las semanas Santa y de Pascua y las vacaciones de temporada de Verano. Podemos ver a lo largo de la costa casas de todos gustos, tamaños y precios, incluso algunas verdaderas residencias que desde la carretera dejan admirar su majestuosidad y lujo, situación que hace a esta faja costera un referente de comodidad. 

La mayoría de las casas ubicadas en la zona costera fueron construidas desde varios años y han sido víctima de los famosos huracanes Gilberto e Isidoro, los cuales dejaron daños muy notables en la infraestructura de varias viviendas de manera particular las ubicadas en la llamada primera fila, es decir, frente al mar. 

Recordemos que a su paso el huracán Gilberto devastó la costa y también se llevó grandes cantidades de arena dejando sin playa a los predios veraniegos, motivo por el cual los habitantes, mal asesorados al respecto, colocaron los famosos espolones (estructuras fijas hechas de palos enterrados a más de dos metros de profundidad creando un cerco y en el interior rellenados con piedras y sujetos con alambre), estructuras que sólo inciden en alterar la línea costera y frenar el tránsito del sedimento, la arena, que viaja de manera natural de oriente a poniente de nuestra costa y que al encontrarse con un espolón es retenida en la parte oriente, lo cual afecta en gran medida a la parte poniente; es decir, yo gano arena y dejo sin arena al vecino. 

Cuando se inició la colocación de estas dañinas y peligrosas estructuras, los iniciadores del proyecto les vendieron la idea a varios vecinos y en su mayoría aceptaron colocar espolones sin pensar que, años después, nuestra costa estuviera delineada con muchos espolones, creando efectos irreversibles y dejando un mal entorno paisajístico.

Recordemos que las playas deben tener una línea costera lo más uniforme y, valga la redundancia, lineal posible, y los espolones crean un efecto de holanes que no permiten el paso de la arena que de manera natural debe irse recorriendo, ya que los espolones la frenan y esa recuperación natural ya no se da. Las reglamentaciones ambientales vigentes prohíben la colocación de cualquier tipo de estructura de características no fácilmente removibles y que no cuenten con la aprobación de la autoridad ambiental responsable, que en el caso de México es la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat). 

En 2005 el Gobierno del Estado inició un ambicioso programa de rescate de playas, el cual consistió desde el retiro de estructuras y relleno con arena hasta la colocación experimental de estructuras fácilmente removibles y elaboradas de material geotextil conocidas como geotubos. En el periodo de este programa se obtuvieron varios resultados en diversos puntos de la costa; en algunos  tuvo éxito y en otros no se lograron los resultados esperados. Según los expertos el problema consistió en la falta de mantenimiento y seguimiento del programa, abandonado a finales de 2006.

Yo fui testigo del daño que causan los espolones a la costa, ya que soy asiduo visitante de nuestras playas, sobre todo en la comunidad de Chelem a donde asisto de manera regular desde hace 15 años. En 1997, en la zona  comprendida entre Chelem y Chuburná Puerto, el frente de la casa donde llego contaba con escasos 10 a 12 metros de playa, estaban instalados un sinfín de horrendos espolones y el paisaje hermoso del bello mar que baña la costa yucateca era visiblemente aminorado por las peligrosas estructuras de palos y piedras; incluso estas estructuras sobresalían del suelo poco más de un metro. 

En 2006, durante el programa de recuperación antes mencionado, fueron retirados de esa zona 30 espolones del lado oriente de la casa, y en cinco meses el ancho de playa llegó a tener 23 metros de playa  y se recuperó también la duna de ese tramo de la costa. Hace 3 meses unos canadienses mandaron poner espolones a dos predios al oriente del que visito y hoy día la erosión al frente de predios ubicados al poniente del horrendo y peligroso espolón ha avanzado de manera tal que sólo tenemos 6 metros de playa. 

Esta es una muestra exacta de que si hacemos las cosas mal no sólo dañamos nuestros ecosistemas sino también ponemos en riesgo a nuestras familias y nuestro patrimonio.

Hace unos días se anunció un nuevo proyecto para la recuperación de playas, ojalá y las autoridades den a conocer de manera detallada los pormenores para que los yucatecos sepamos cómo coadyuvar al éxito. Si lo difunden de manera adecuada hasta yo me apunto.- (Continuará).

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