Nuestro héroe olvidado

La semilla de luchador social del yucateco don Andrés Quintana Roo se germinó en la ciudad de México, donde terminó como abogado en la Real y Pontificia Universidad de la Nueva España.

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Tradicionalmente, en la arenga de la ceremonia del Grito de Independencia, los diferentes presidentes y gobernadores en turno gritan a los cuatro vientos las vivas a México, Hidalgo, Josefa Ortiz de Domínguez, Allende, Aldama, Morelos, Guerrero, y otros nombres que de último momento les vienen a la memoria.

Todos ellos reconocidos como los héroes de la Patria que nos dieron libertad; sin embargo, parece que la historia popular sólo reconoce a quienes empuñaron las armas contra las tropas virreinales durante los trágicos once años que duró la lucha por la independencia de España y se olvida de otros cuyas aportaciones intelectuales contribuyeron a sentar las bases jurídicas de la nueva nación, como en el caso del destacado jurista yucateco don Andrés Quintana Roo.

Nace en la ciudad de Mérida, el 30 de noviembre de 1787, en una casona que hoy se ubica en la calle 59 entre la 60 y 62 del centro (pudiéndose identificar por la placa empotrada en su fachada y que registra el dato histórico).

Andrés Eligio Quintana Roo recibe de su padre José Matías Quintana la doctrina de supresión del servilismo indígena y contra los privilegios de la Corona Española, que la asociación de los Sanjuanistas predicaba en la capital yucateca y de la cual su padre formaba parte.

La semilla de luchador social que germinó en él lo llevó a la ciudad de México, donde terminaría  como abogado en la Real y Pontificia Universidad de la Nueva España.

El destino le deparaba un lugar en la historia cuando inevitablemente se une a la causa insurgente junto a su esposa Leona Vicario.

La valía de Andrés Quintana Roo radica en su aportación intelectual a la causa, pues, como miembro del Congreso de Chilpancingo, presidió la Asamblea Constituyente que formuló la Declaración de Independencia en 1813.

Ya con la consumación de la Independencia, la trayectoria política de Andrés Quintana Roo lo llevó al Congreso como diputado y senador, varias veces como secretario de Estado, magistrado de la Suprema Corte y miembro del gobierno tripartito. Además de jurista, se destacó como escritor de obras literarias e históricas. Muere el 15 de abril de 1851 en la Ciudad de México.

En su honor se dio el nombre al estado de Quintana Roo, además, un pequeño municipio de Yucatán lleva su nombre.

Esperemos que en los años venideros la historia haga justicia a éste y muchos otros personajes que forjaron los cimientos del México actual.

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