Recordarán que previo al proceso electoral pasado, autoridades y políticos de Quintana Roo divulgaron un término que se prestó para mil interpretaciones, ya que nunca fue definido en plenitud: el “quintanarroismo”. Fue un concepto polémico, pues pareció tener destinatario en un contexto de aspiraciones. Los detalles, para el anecdotario.

Entre los análisis de esa temática hubo quienes, aseguraron, se trataba de “no parecerse más” a los vecinos, logrando independencia total incluso en usos, costumbres y quehaceres. Entre ellos, no faltaron los que promovieron el aislamiento de yucatecos y campechanos -políticos incluidos-, dada la supuesta injerencia que pretendían en estas tierras.

¿Qué dirán por estas fechas aquellos críticos, cuando ven que entre los gobernadores con mayor popularidad y rendimiento figuran Rolando Zapata Bello, de Yucatán, y Alejandro Moreno Cárdenas, de Campeche? Son nuestros destacados vecinos.

Algunos sondeos y la más reciente encuesta del Gabinete de Comunicación Estratégica (GCE) entregan datos admirables de ambas entidades en torno a gobernabilidad, transparencia, combate a la corrupción, seguridad, humor social, crecimiento, inversión y otros tópicos del ansiado progreso.

Pongo un estudio de ejemplo, el de GCE, que destaca los mejor calificados del país: Alejandro Moreno, con un 70.3%, Claudia Pavlovich (de Sonora), con 70%, y Rolando Zapata, con 69.5%.  

Respecto a la pregunta “¿Qué tan satisfecho se siente con lo que ha hecho hasta ahora el gobierno de su estado por el bienestar de personas como usted?”. Las respuestas más favorables para gobernantes están en Yucatán, Campeche y Sonora. En ese orden.

En percepción de seguridad, los yucatecos se encuentran en primer lugar, con 6.7, y en la respuesta al cuestionamiento “¿Qué tan satisfecho se siente con la situación económica actual de usted y de su familia?”, los yucatecos son terceros.

Por último, acerca de las perspectivas del rumbo, tanto en Yucatán como en Campeche lo positivo supera a lo negativo, lo cual propicia un entorno inmejorable más allá de lo político-administrativo, coinciden analistas.

Por estos días hay una iniciativa que a Zapata también le cae de maravilla: anunció la presentación de una iniciativa que pretende eliminar el fuero para gobernador, diputados, alcaldes, titulares de dependencias y de los organismos autónomos, en coincidencia más con ciudadanos que con sus colegas.

Esto quiere decir, explicó Zapata Bello a medios de Mérida, “que para proceder legalmente en contra de estos servidores públicos, entre los que yo me incluyo, no se requerirá ninguna declaración de procedencia del Congreso”. Su decisión ha sido aplaudida más allá de sus fronteras y en todos los niveles.

En fin, no sé si el concepto del “quintanarroismo” fue errado e inoportuno, si dicha interpretación la equivocada, o si la manipulación que se le dio fue demasiado perversa en perjuicio de sus promotores. Da lo mismo. Ya fue. 

Lo cierto es que, con indicadores tan favorables en esas entidades hermanas, dan más ganas de copiarles y sentir lo mismo, que desconocerlos.

Desorbitado

No todos dieron el ancho. Es evidente. Los que ya se van, saben si cumplieron lo prometido en campaña y anunciado en sus informes, o prefieren apostarle a la frágil memoria colectiva, al “maquillaje” de estadísticas, a pasar inadvertidos los últimos días o a mentir mientras se comprueba.

Quienes están conociendo los detalles de las carpetas de entrega/recepción, hablan de asuntos impresentables. Estamos a días de conocer detalles de la primera alternancia en el estado y en algunos municipios.