Nuestros miedos

Perdona a tus enemigos o a quien te ha hecho mal, no vivas del rencor, eso es de sabios.

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Tenemos en el prójimo una disposición hostil, porque tememos que por esa disposición penetre nuestros secretos.-  Friedrich Nietzsche

Por la difícil situación de inseguridad que vivimos actualmente en México, los mexicanos en general -y los habitantes de ciertas ciudades peligrosas en lo particular- hemos desarrollado un mecanismo de defensa: el temor al prójimo. Pensamos que el otro, al que no conocemos, nos puede provocar daño que inclusive no sabemos bien a bien en qué pueda consistir, pero desconfiamos en el otro por sistema. Aunado a esto, si agregamos la visión nietzscheana de que el prójimo se puede llegar a enterar de nuestros secretos, entonces se agudiza más esta disposición hostil al interlocutor.

Tomas Hobbes plantea que el temor es la pasión socializadora por excelencia. Es decir, por el temor al prójimo se aceptan condiciones que en otras circunstancias serían inaceptables. “Es mejor temerle a un Calígula que a mil”, sentenciaba Hobbes.

En clara referencia al gobernante en turno. El miedo es un común denominador en nuestros días. 

Claro que, como todo sentimiento humano llevarlo al extremo, generaría una fobia. Y como tal es una conducta obsesiva que produce daño al físico y a la mente. Sin embargo, dramáticamente en nuestro país día a día miles de compatriotas padecen este mal. Un mecanismo de defensa que hemos imbuido a las personas es estar a la defensiva. Es decir, siempre pensar que el interlocutor nos quiere lastimar o al menos tomar ventaja sobre nosotros. Dentro de este mecanismo de defensa utilizamos la mentira como medida de defensa-ataque. Existen muchas personas que son mentirosas sin aparentemente ninguna explicación.

Aunado a este sistema de defensa-ataque, si agregamos que nuestros secretos pudieran ser revelados o descubiertos por el interlocutor y éste los podría usar en contra nuestra, pues entonces el problema de la hostilidad al otro se agrava. Lo que Nietzsche plantea es precisamente esto, esa desconfianza encuentra su sustento en la probable traición de aquellos en quienes confiamos. Más aún si es nuestro enemigo confeso. Sobre esto dice el poeta persa Saadi Musil al Din: “Teme a quien te teme, aunque él sea una mosca y tú un elefante”. Esto es, tu enemigo, independientemente de su fuerza, hará todo de su parte para acabar contigo.

Perdona a tus enemigos o a quien te ha hecho mal, no vivas del rencor, eso es de sabios, pero también es de seres inteligentes nunca olvidar su nombre.

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