Nuevo huso horario, logro de ciudadanos comprometidos

El nuevo huso horario, que ha de regir desde abril de 2015, surgió del sentido común...

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El nuevo huso horario, que ha de regir desde abril de 2015, surgió del sentido común: no es aceptable que parte del año, en un destino líder reconocido en el mundo entero por su playa, sus atractivos y su envidiable sol, oscurezca a las 5 de la tarde. 

La idea que triunfó hace pocas semanas fue fortalecida el último año, después de tres durante los cuales prevalecieron la incertidumbre, la desinformación y la manipulación política de algunos opositores, muchos de los que hoy reconocen haberse equivocado.

La iniciativa ciudadana, cabe recordar, fue aprobada en el Senado por unanimidad en 2012, aunque permaneció atorada en la Cámara de Diputados. Durante ese tiempo de acción colectiva para lograr el objetivo, motivada por empresarios connotados como Cristina Alcayaga y políticos en turno como los diputados federales, así como por el gobernador Roberto Borge, se siguieron los cauces legales, las vías institucionales, sin ignorar procedimientos de rigor ni esconder los elementos de pruebas.

No se perdió la paciencia, porque nunca se perdió la meta, que era buscar el mayor beneficio posible. Tan es así, que en la campaña se emplearon diversas estrategias de comunicación y de acercamiento con grupos interesados, recurriendo a firmas, dípticos, redes sociales, reuniones explicativas, desplegados, entrevistas y audiencias.

En distintas ocasiones se ha expresado en este mismo espacio que la participación ciudadana (al menos de la mayoría) es la base del ansiado desarrollo social; porque ello no puede lograrse si no se involucra a ciudadanos comprometidos ni se actúa en una esfera pública, donde se expresen todos los intereses, o no se intercambie información real para alcanzar objetivos comunes y compartidos.

Hoy, nadie en su sano juicio podría desear que a Quintana Roo lleguen menos turistas, cuyos gastos significan el sustento de miles de familias. No se puede, cuando se sabe que el 90 por ciento de la población en el Estado depende directa o indirectamente de los visitantes nacionales y extranjeros.

En fin, los beneficios han sido ampliamente difundidos las últimas semanas y quizá solo baste insistir en que casi todas las bellezas de Quintana Roo –naturales y artificiales– “no existirían” sin luz natural. Así de simple, pero así se profundo.

Todo esto demuestra que los ciudadanos organizados pueden lograr cambios, y estos serán favorables en la medida que la respuesta de las autoridades de los tres niveles sea clara, transparente y satisfactoria.

En ese contexto es preciso recordar que el argumento más aceptado de los opositores es la afectación al llamado ciclo circadiano, o sea, la forma en que el cuerpo “lee y se adapta al exterior”, ya que una hora menos de reposo impactaría al desarrollo de los niños en la escuela, aunque se trabaja ya a nivel local en un programa para modificar el horario de clases y eliminar ese riesgo latente.

Los argumentos en contra han sido considerados en planes secundarios para ajustar horarios y hábitos, con el fin de conseguir el beneplácito de todos, pues la segunda meta es incorporar a quienes alguna vez fueron incrédulos y tienen desde ahora la oportunidad de convencerse que es una coyuntura inmejorable para avanzar hacia el progreso. 

Es una invitación abierta a sumarse a esta realidad y plantear en serio las modificaciones necesarias para sortear otros inconvenientes, de haberlos.

Al final se ha impuesto la razón, o como ha enfatizado atinadamente la empresaria Cristina Alcayaga, “ha triunfado la lógica de los beneficios”.

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