Nuevo paradigma de justicia familiar

En el ámbito familiar, los asuntos, en su mayoría temas de guarda y custodia, alimentos y divorcios, presentan un alto grado de complejidad.

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Suele decirse que los tiempos de la justicia no son los tiempos de las personas; es decir, se espera que, como la Constitución mandata, tanto la investigación como la impartición de justicia se desarrollen y concluyan rápidamente, para beneficio de las sociedades, que basan el orden y el progreso económico y social, en gran medida, en la eficacia de sus sistemas de justicia.

En el ámbito familiar, los asuntos, en su mayoría temas de guarda y custodia, alimentos y divorcios, presentan un alto grado de complejidad y son el resultado de verdaderos dramas familiares, que se caracterizan por enconos que dificultan la mediación o soluciones alternativas y que, junto con los recursos y derechos de las partes, pueden alargar los procesos, tanto como falte la voluntad de remediarlos.

En Yucatán, como en todo el país, la materia familiar vive momentos desafiantes, primero porque las relaciones familiares se han vuelto muy complejas, las familias tradicionales se desdibujan y han dado paso a familias de diversa composición, por ejemplo las uniparentales.

Otro factor es el grado de democratización que han alcanzado las familias y sus miembros y el contexto que las rodea; es decir, la relevancia y reconocimiento de derechos y principios, tales como el interés superior del menor, que las constituciones locales y los tratados internacionales no sólo consignan, sino que obligan a los jueces a garantizar.

En Yucatán, en 2012, el Estado actualizó su legislación en materia familiar, sentando sus bases en los principios que regulan, protegen y garantizan los derechos de las familias yucatecas de una manera más eficaz a través de la oralidad. Este cambio de paradigma, que tuvo efecto a partir de 2013, vino acompañado de nuevas facultades para los jueces familiares, quienes ahora están obligados a aplicar no sólo las leyes locales, como era la costumbre, sino también protocolos especiales, jurisprudencias de la Suprema Corte de Justicia y un amplio catálogo de tratados y convenios internacionales, así como la escucha de los menores y estar en permanente vigilia para actuar de forma inmediata para extender órdenes de restricción en casos de violencia familiar.

La Justicia familiar se enmarca en lo que hoy el Gobierno Federal ha acuñado como Justicia cotidiana, de tal suerte que las reformas que se planteen desde ese ámbito tendrían repercusiones en nuestro sistema, esperemos que para bien.

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