Obama, los elogios no son gratis

Necesita detener el flujo migratorio del sur para poder quitar presión a sus sistemas de seguridad, educación y salud.

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El tono verdaderamente obsequioso del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, a su homólogo Enrique Peña Nieto y al gobierno mexicano no tiene —como, sin duda, algunos interpretarán— la intención de apuntalar el retorno del priismo, sino la de ayudar a su propia administración a recuperar el liderazgo e influencia del país más poderoso del mundo sobre el continente, especialmente en Centro y Sudamérica.

Actualmente y en especial en el Cono Sur, los gobiernos de izquierda, como el de Brasil, o populistas, como los de Argentina, Venezuela y Uruguay, son ejemplo de que las cosas ya no son como antes para Washington en esta zona del mundo; a lo que se suma, para complicar el cuadro, una imparable migración de centroamericanos en busca del sueño americano.

Obama y su gobierno tienen tres difíciles años por delante y necesitan de México, quizás como nunca antes, para poder salir adelante.

En primer lugar, a la administración Obama le urge mejorar su números en materia económica, por ello pretende empujar amplios acuerdos comerciales y financieros con Canadá y México para convertir a América del Norte en la región más dinámica y competitiva del mundo. Y para ello también necesita detener el flujo migratorio del sur para poder quitar presión a sus sistemas de seguridad, educación y salud.

Para cumplir con esos objetivos Estados Unidos necesita a México. Abatir la pobreza en nuestro país y generar bienestar en la frontera sur son ahora objetivos prioritarios para el bienestar del vecino del norte. De ahí vienen los elogios de Obama a Peña y su gobierno, sin dejar de lado que ambos países comparten la frontera más grande del mundo y una relación comercial gigantesca.

Lo que se vio previo al fin de semana fue el encuentro de dos presidentes que están haciendo lo necesario por sacar adelante a sus administraciones, y lo que transmiten es que, para lograrlo, pretenden transitar la ruta de la generación de bienestar social y el desarrollo económico. Es lo que se ve, habrá que ver si de los discursos y las intenciones consiguen pasar a los hechos concretos.

Como se ve, los elogios de Obama no fueron, como dicen, de a gratis. Estados Unidos tiene intereses muy concretos y tal parece que por primera vez desde que se firmó el Tratado de Libre Comercio se alinean con los de México. Y, ¡qué curioso!, no hizo falta doblarse ante los gringos como hicieron Vicente Fox y Felipe Calderón con la vergonzosa política exterior que inauguró Jorge Castañeda.

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