Cuando iniciaron las actuales administraciones municipales, los gobernantes priorizaron la obra pública debido a la exigencia ciudadana, a la petición de los empresarios y al reclamo de los grupos de presión: partidos políticos, gremios y grupos religiosos, principalmente. Fijaron la infraestructura a la par de la seguridad, los servicios públicos y el empleo, entonces con déficits evidentes. 

Las obras facilitan el traslado de personas, bienes y mercancías, y permiten que los servicios de educación, salud y seguridad pública –los más solicitados– lleguen con mejor calidad. La infraestructura es determinante para elevar la calidad de vida y promover el crecimiento económico, porque se incrementa la competitividad y supera la pobreza. De ahí su relevancia.

¿Cuál es el legado en Benito Juárez, Solidaridad y Othón P. Blanco, cuyos presidentes podrían solicitar licencia ya que buscan participar en los comicios de julio?

Para este año se emprende ya la construcción de obra sin precedente en Cancún: sólo para mantenimiento de calles y avenidas se invertirán 105 millones, además se destinarán recursos adicionales para programas sociales. 

Recientemente el presidente Paul Carrillo precisó que hasta septiembre se reconstruirán 40 cruceros y tramos, entre los que se encuentran avenidas de las regiones 50, 60 y 200, así como la Bonampak, Chichén, Nichupté, Xcaret, Niños Héroes, Leona Vicario y Chac Mool, entre otras. El año pasado se invirtieron más de 6 millones para la rehabilitación de calles en las supermanzanas 73, 75, 90, 91 y 217.

El legado en Benito Juárez son los espacios públicos, lo cual se refleja en la pavimentación, la rehabilitación del centro, la reconstrucción de calles, la construcción de parques, las 12 canchas de pasto sintético, las seis playas “blue flag”, los domos deportivos y otros de gran envergadura. “En campaña recibimos tres peticiones claras: infraestructura, seguridad y servicios públicos. En los tres tenemos logros nunca vistos, sin endeudarnos”, presume Paul con justo derecho del líder turístico en América Latina.

El 2015 fue uno de los mejores en obra pública para Solidaridad con más de 170 acciones cuya inversión supera los 507 millones. Este año el gobierno de Mauricio Góngora calcula invertir 422 millones en los primeros 9 meses.

Las principales son: el Teatro de la Ciudad, la primera etapa de drenaje sanitario y la primera etapa de agua potable en la colonia Cristo Rey. El centro de salud y la rehabilitación del campo de béisbol en Puerto Aventuras, el centro de mando para Bomberos en Villas del Sol, la repavimentación del Arco vial y la construcción de dos Centros de Desarrollo Comunitario. 

Las mejores, de acuerdo con su impacto, son los dos parques incluyentes, las dos playas inclusivas (van por la tercera), la red de energía eléctrica en el 99% del territorio, la pavimentación en el 98% del municipio y, sobre todo, los 50 domos deportivos.

En el Othón P. Blanco de Eduardo Espinosa Abuxapqui invirtieron 800 millones durante 2015, principalmente en la electrificación de la zona rural, en más mil 300 acciones de vivienda (cuartos de mampostería, techos y baños), comedores comunitarios, domos y pavimentación para tapar baches y desfondes.

Ha sido un esfuerzo descomunal en el municipio capitalino (igual en los dos anteriores) porque también recibió el erario en números rojos. Por lo mismo, en Chetumal no tienen claro aún cómo invertirán los recursos, aunque saben que la obra es una herencia con valor incalculable.

La infraestructura no debe ser vista como bandera electoral: ha sido petición recurrente de los habitantes en un Quintana Roo que no deja de crecer. Hoy, cuando deben rendir cuentas, es lógico que las autoridades expongan los resultados. De que falta, no hay duda; pero el manejo correcto de la cosa pública ha suplido las novatadas y las incompetencias de gobiernos anteriores.