Odile y sus consecuencias

Odile impactó de lleno a la Península californiana en su parte sur, dejando una ola de destrucción.

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Hace unos días, el huracán Odile impactó con fuerza a Baja California Sur, de manera más grave en Los Cabos, zona de veraneo por excelencia compuesta por varios pueblos turísticos y la bahía en la unión del Océano Pacífico y el Mar de Cortés, o lo que es lo mismo la punta de la Península de Baja California.

Debemos recordar que desde el primero de julio y hasta el 30 de noviembre estamos en la temporada de ciclones tropicales y desde el 20 de agosto entramos a la fase más crítica históricamente hablando en la ocurrencia de este tipo de fenómenos.

Vale la pena recordar que en este año particularmente los meteorólogos han pronosticado una disminución en la cantidad de eventos hidrometeorológicos que se pudieran llegar a presentar y esto debido a la presencia del fenómeno atmosférico denominado “El niño”.

Esto ocurre debido al cambio en los patrones de movimiento de las corrientes marinas en la zona intertropical, provocando, en consecuencia, una superposición de aguas cálidas procedentes de la zona del Hemisferio Norte inmediatamente al norte del Ecuador sobre las aguas de emersión muy frías que caracterizan la corriente de Humboldt; esta situación provoca estragos a escala zonal (en la zona intertropical) debido a las intensas lluvias, afectando principalmente a América del Sur, tanto en las costas atlánticas como en las del Pacífico, especialmente en éstas últimas. 

Pero aun con la presencia del fenómeno de El niño, en el Pacífico se han presentado cuatro ondas tropicales que han evolucionado a la categoría de ciclón y que debido a su conformación han alcanzado el nivel de huracán en categoría 2 y hasta 3 en la escala Saffir Simpson, tres de los cuales se desviaron hacia el sur y Odile impactó de lleno a la Península en su parte sur, dejando una ola de destrucción a su paso.

Cabe hacer mención que la mayoría de la infraestructura dañada es la dedicada al turismo y casi en su totalidad cuenta con seguro de daños, no así las casas de quienes ahí laboran. Mucho menos existen seguros para el entorno natural y la modificación de éste también es grave y paradójicamente dicho entorno es parte esencial de la actividad turística.

Por el momento sólo nos queda por hacer dos cosas; apoyar a nuestros hermanos en desgracia y promover recursos para la regeneración de las especies naturales que habitan esa bella zona de nuestro país.

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