"Ojo con los prejuicios"

Los prejuicios tienen su origen al menospreciar a otros sin fundamento.

|
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

“Sólo los hombres libres de todo prejuicio son capaces de considerar los problemas desde un punto de vista verdaderamente humano”.- Albert  Einstein, científico, físico

Los prejuicios, como la palabra misma indica, son formas irracionales de preconcebir a otras personas, culturas, razas, situaciones y hasta comidas. Tienen su origen al menospreciar a otros sin fundamento, ya sea por su apariencia, religión, filiación política, deporte y hasta por la preferencia de algún equipo deportivo.

Los prejuicios son parte de la formación que recibimos y se forman  cuando nos hacemos una idea anticipada, descalificando lo que para nosotros es “extraño”, y/o  es “diferente”, entonces evaluamos de acuerdo a las asociaciones guardadas en nuestra memoria sin razonar objetivamente. 

Podemos aprender a apreciar, sin juicios “a priori”, observando lo que vemos, oímos, olemos, gustamos o tocamos, es decir, con nuestros sentidos para distinguir la realidad de la opinión propia y ajena y esto nos liberará de manías y prejuicios.

Hay que reeducar nuestra persona y nuestros sentidos para ganar madurez y fortalecer nuestro criterio. Revisémonos: ¿”pontificamos”, es decir, hablamos como si poseyéramos la “verdad absoluta”? ¿Hablamos o dialogamos, claro o enredoso? ¿Criticamos? ¿Descalificamos? ¿Expresamos lo que queremos decir? ¿Nuestra voz es monótona o matizada?, ya que nuestro tono de voz revela el tipo de personalidad y refleja los estados de ánimo. 

Al comunicarnos con otros, si es posible, hagamos contacto visual para “escuchar” mejor, así nos enteramos de lo que dicen y de lo que quieren decir; fijémonos en su gesticulación y ademanes; advirtamos sus posturas, veamos su forma de vestir. Todo lo anterior sin juzgar y frenando las ideas irritantes, descalificadoras y atemorizantes, simplemente observando.

Sólo así podremos ir eliminando el hábito de prejuzgar y haremos contacto con lo que es real, y no con los prejuicios que nos hacen tanto “ruido” e impiden hacer contacto con personas y situaciones. 

Es necesario para vivir mejor, tener la convicción de lograrlo y hacer de nuestra armonía y felicidad una verdadera profesión.

¡Ánimo! hay que aprender a vivir.

Lo más leído

skeleton





skeleton