Olores y sabores

En maya, apestoso se dice tu’, del verbo apestar tu’utal. Tu’ je’, huevo podrido; tu’ ke’eb, eructo fétido; xtu’ kanil, planta fétida.

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En Yucatán decir “¡Cómo hueles!” significa que despides un aroma fragante que deleita el sentido del olfato. No es preciso agregar si bien o mal. En todo caso, para el yucateco, lo que huele mal, apesta. Quizá del maya ki’ibok (olor agradable).

El verbo apestar deriva de peste (mal olor) y es de uso preferente para cualquier cosa o persona que huele mal: Apesta a xiik’, hedentina de las axilas sin desodorante y que han sudado mucho. 

“¡Fo, cómo apestan tus pies!”, se dice cuando el zoquete (del náhuatl zoquite, mugre de tierra y sudor) en los pies ya despide mal olor. Los chilangos dirían “Te huelen los pies” y dan por aludido que te apestan los pies. 

En maya, apestoso se dice tu’, del verbo apestar tu’utal. Tu’ je’, huevo podrido; tu’ ke’eb, eructo fétido; xtu’ kanil, planta fétida.

La expresión coloquial “le apesta” quiere decir que “¡Le apesta el dinero!” que es rico o que ese momento tiene mucho dinero. 

Una voz maya, muy usada por los yucatecos, es k’omoj, olor-sabor desagradable característico de los pescados o mariscos que se empiezan a descomponer. Se dice del recipiente que contuvo huevo: “La carne está muy k’omoj”,

“El vaso tiene k’omoj”. También del olor que despide el cuerpo humano, en especial los genitales, cuando se descuida su aseo y llega a oler a pescado descompuesto. Un sinónimo de k’omoj es “marisco”, “mariscoso”: “La carne de armadillo tiene mucho marisco”. 

Otra voz maya es ch’e’ente’, olor-sabor del moho verdoso del maíz embodegado de tiempo atrás; sabor que toma el nixtamal o la masa y conserva la tortilla. Che’ol (del maya che’eche’, cosa cruda y –ol, condición) es el olor desagradable, propio de las cosas crudas o mal cocidas o que por alguna causa huelen a yerba verde, como la leche bronca. 

P’u’us es el olor fétido, peculiar de algunos animales silvestres machos adultos que se caracteriza por su hediondez como la sobaquina. Ciertos mamíferos silvestres como el kitam o jabalí, incluso domésticos no castrados como el chivo semental, a los cuales para poder comerse hay que saber quitarles el p’u’us. Además, se dice de la fetidez que despide el lugar donde se acostumbra orinar.

Ts’uskal es el dejo de ciertas frutas aún no maduras o sazones, cuyo sabor se percibe en la garganta, a la que parece apretar desde dentro mismo.

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